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Vuelta a España 25
Cuando alguien pregunta al entorno de Jonas Vingegaard por el ganador de la Vuelta la respuesta siempre incluye dos palabras: «normal y familia». Aunque no parece normal en estos tiempos un deportista millonario que no quiere sacrificar un segundo de tiempo con su familia por ganar más dinero rodando anuncios. Tampoco le gustan los coches caros ni ha trasladado su residencia a Mónaco o a Andorra, como es habitual entre las estrellas del ciclismo. Mantiene su residencia en Dinamarca, su país de nacimiento.
Vingegaard es el primer danés que gana la Vuelta y lo ha hecho en una de las ediciones más especiales, condicionada por las protestas a favor de Palestina que han condicionado el camino de la carrera hasta llegar a Madrid. «Ha sido una Vuelta a España especial. Creo que todos tenemos el derecho a protestar, pero es un poco de vergüenza que haya sucedido aquí. También entiendo por qué lo hacen», reconocía Vingegaard el sábado en Navacerrada en la tradicional conferencia de prensa del ganador.
«Después del segundo día de descanso teníamos dudas de si podíamos continuar o no», reconoce. Ese día la etapa debía acabar en Castro Herville, en Mos, pero la etapa finalizó ocho kilómetros antes por una concentración de manifestantes en el comienzo de la última subida. «Los organizadores y la Policía han hecho un buen trabajo para mantenernos a salvo y para hacer que podamos continuar», reconocía Jonas.
La Vuelta ha estado condicionada por las protestas, pero los ciclistas asumen que no ha modificado el resultado deportivo. «Al recortar la contrarreloj de Valladolid tuve una pequeña ventaja», reconoce. Pero también reclama para sí el tiempo que hubiera podido ganar en la etapa de Bilbao, donde Pidcock y él se habían mostrado como los más fuertes. Vingegaard y los demás han conseguido llegar hasta Madrid con dificultades.
Para él esta Vuelta ya era especial antes de empezar. «Obviamente quería ganarla», dice. Era una cuenta pendiente que tenía con la carrera. En 2023 tuvo que conformarse con ser segundo a pesar de ser el más fuerte. El ganador fue su compañero Sepp Kuss y las órdenes de equipo le obligaron a respetar ese orden en lugar de atacarlo en las últimas etapas.
Para cerrar el círculo, Sepp Kuss terminó segundo, escoltando a su líder, en la llegada a la Bola del Mundo. Esa era su tercera victoria de etapa en la Vuelta. La quinta en total después de las dos que había conseguido hace dos años.
A Vingegaard le ha costado más de lo esperado ganar la carrera. "He estado un poco enfermo en las últimas dos semanas. Obviamente no es algo que quieras decir en voz alta en ese momento, pero sí, por supuesto, estar enfermo no te ayuda a estar a tu mejor forma", admite.
Ahora su objetivo es ganar el Giro para completar las victorias en las tres grandes. El Giro es su próximo objetivo y podría conseguir el triplete antes que Pogacar, que renunció a intentarlo en la Vuelta, agotado después del Tour. Ahora Jonas, que ha renunciado al Mundial, cerrará la temporada intentando ganar el campeonato de Europa.
La Vuelta de Vingegaard empezó siendo especial para él y acabó siéndolo para todos. La última etapa, el homenaje en el circuito de Madrid, no pudo completarse por las protestas propalestinas que cortaron el paso de la carrera antes de llegar al circuito.
En lugar de alzar los brazos y recibir el cariño de los aficionados desde el podio, como es habitual, terminó la Vuelta parado en una calle de pie al lado de la bici y llamando por teléfono para tranquilizar a la familia.
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