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El Barça, campeón de Copa en la prórroga de una final agónica

Una canasta de Tomic en el último segundo da el título a los azulgrana

Los jugadores del Barcelona Lassa celebran la victoria ante el Real Madrid, al término de la final de la Copa del Rey de baloncesto. EFE/Javier López
Los jugadores del Barcelona Lassa celebran la victoria ante el Real Madrid, al término de la final de la Copa del Rey de baloncesto. EFE/Javier Lópezlarazon

El cuadro culé repitió la victoria del año pasado sobre los blancos para volver a alzar un título que necesitó de la prórroga.

En una final dramática el Barça ganó su vigésimo quinta Copa del Rey. Un tapón ilegal de Randolph a Tomic, según la interpretación de los árbitros, permitió a los azulgrana prolongar la maldición del anfitrión. La acción es más que discutible porque el balón impacta en el aro y el tapón parece legal, pero... Sólo CAI Zaragoza en 1984 y Baskonia en 2002 han sido capaces de levantar el título como locales. El partido tuvo de todo. Una escapada del Madrid, que llegó a dominar por 17 puntos. Una remontada heroica del Barça. Una canasta decisiva de Llull para llevar el partido a la prórroga. Y la polémica, mucha polémica en las últimas acciones. Los árbitros cometieron dos errores que resultaron definitivos. Con 87-92, no vieron una clara falta de Randolph a Singleton en un contraataque. Y en la acción decisiva consideraron que la canasta de Tomic era válida porque el balón estaba en trayectoria descendente, pero... El balón ha tocado el aro y en ningún momento parece que vaya en trayectoria descendente camino del aro.

El Barça de las últimas temporadas se hubiera sentido intimidado por el ambiente y por la intensidad de la salida del Madrid, pero este Barça está hormigonado. La respuesta azulgrana al desembarco blanco la personalizó Pangos ante Campazzo. El argentino es un elemento hiperactivo en ambos lados de la cancha. Él puso temperatura a la final, pero el Barça lo enfrió de inmediato. Y lo hizo con un jugador gélido pidiendo los focos, Víctor Claver. Enfrente estaba Deck, uno de los mejores madridistas en los cuartos y la semifinal. Pues Claver fue el responsable de que el primer tirón fuese culé (7-14).

El Barça estaba cómodo. Puso todos los baches posibles al Madrid y la final en los dos primeros cuartos se movió al ritmo que más interesaba a los de Pesic. Nada de correr, nada de vértigo, nada de parciales escalofriantes, nada de rachas de jugadores explosivos... Todo era constancia, esfuerzo. Había que trabajarse cada ataque. Y el Madrid se encontraba con que muchos de sus hombres cometían errores no habituales. Ayón fallaba alguna de las que no había fallado en toda la Copa. Rudy seguía sin puntería; Randolph no convertía cada triple en una bandeja... Pero aparecieron Llull y Tavares. El base había estado irreconocible hasta la final, pero en el día grande se reencontró pronto. Dos triples y una asistencia dieron la primera ventaja al Madrid desde el arranque del partido (27-25). Luego pidió disculpas al banquillo por un tiro precipitado, pero el base ya había dejado huella. Su irrupción no hubiera tenido el mismo efecto sin la presencia de Tavares bajo el aro. El caboverdiano es un árbol que da muchísima sombra. Hubo seis ataques del Barça en los que asustó a todo el que se acercaba. El Barça supo sobreponerse al efecto de la pareja cuando volvió a ponerse en manos de Pangos. Su solidez fue el mejor aval azulgrana para que todo llegara equilibrado al arranque del tercer cuarto.

Al Madrid empezaron a encajarle las piezas en el regreso a la pista. Llegaron un par de triples de Randolph, Causeur se apuntó al partido y los problemas en el Barça se multiplicaron porque se topó con una defensa feroz. Las dentelladas empezaban con Campazzo y continuaban con las ayudas infinitas de Ayón. No hay un jugador interior en Europa capaz de defender los cambios como hhace el mexicano. El Barça se asfixió. Todo el Madrid se coordinó para apretar atrás y que los puntos empezaran a caer con la facilidad habitual. Del 40-39 se pasó en cinco minutos a una diferencia de otro tiempo, 58-41. Lo que hubiera sido un título más en la cuenta del Madrid de Laso en las anteriores temporadas se transformó en una respuesta soberbia del Barça. Con cuatro triples seguidos de cuatro jugadores distintos y una jugada de 2+1 de Heurtel se reinició el combate (61-61). El Barça había vuelto e incluso se puso por delante (61-63).

La final se había convertido en una montaña rusa. De un parcial salvaje del Madrid, se pasó a la respuesta del Barça. Quedaba por comprobar quién era capaz de gestionar mejor la tensión. Los tirones ya fueron mínimos. Apenas cuatro puntos de ventaja para uno u otro. El Barcelona entró en el minuto final en ventaja y una acción al límite de Llull forzó la prórroga.

Aquí llegó el protagonismo de los árbitros. Empezó golpeando el Madrid, pero la respuesta fue del Barça fue inmediata. A falta de 21 segundos mandaba por 87-92 y estuvo a punto de perder la final. Llegó la falta no pitada de Randolph a Singleton, el 2+1 de Carroll que puso por delante al Madrid con 4.3 por disputarse. Y la acción de Tomic. El pívot croata recibió una falta de Ayón que no se señalizó y el posterior tapón fue, según los árbitros, ilegal. El Barça volvió a levantar la Copa rodeado por la polémica.

93. Real Madrid (16+19+25+17+16): Campazzo (19), Causeur (14), Deck (2), Randolph (16) y Ayón (12) -quinteto titular- Rudy (5), Taylor (3), Tavares (2), Llull (13), Reyes (2) y Carroll (4).

94. Barcelona Lassa (20+15+11+29+17): Pangos (10), Ribas (2), Claver (15), Singleton (4) y Tomic (12) -quinteto titular- Kuric (12), Heurtel (22), Seraphin (6), Hanga (2) y Oriola (7).

Árbitros: García González, Pérez Pérez y Trujillo. Eliminado Hanga.

Incidencias: 13.468 espectadores en el WiZink Center. Partido correspondiente a la 83ª edición de la Copa del Rey.