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Cuando Ter Stegen aprendió a volar

El trabajo con el preparador de porteros del Barcelona, De la Fuente, hizo que el guardameta alemán fuera más efectivo en los balones por alto

Ter Stegen, en el entrenamiento previo al Barça-United de la Champions
Ter Stegen, en el entrenamiento previo al Barça-United de la Championslarazon

El documento de identidad de Marc André ter Stegen dice que nació en Mönchengladbach (Alemania) y que su carrera futbolística comenzó en el Borussia de su ciudad, pero quizá ninguna de las dos cosas sea cierta. El portero se pasea por Barcelona como uno más. Se le puede ver en el metro o montado en un patinete eléctrico. Una persona normal, algo que, por lo visto, resulta compatible con la profesión de futbolista. Y en el campo, parece un jugador criado en La Masia. Resulta complicado encontrar un portero que se adapte mejor al juego del equipo que entrena Ernesto Valverde. Para con las manos y juega con los pies. La prueba de lo último es un pase de 50 metros que atravesó tres líneas de presión por el suelo hasta llegar a los pies de Luis Suárez más allá del centro del campo. «Lo más importante en un club a la hora de firmar jugadores es firmar uno que creas que se puede adaptar a tu manera de jugar. Oblak me parece el portero perfecto para jugar en el Atlético de Madrid con Simeone de entrenador, el más capaz para parar debajo de palos, con poco movimiento. Ter Stegen era el perfecto para adaptarse al juego del Barcelona, que es diferente», explicaba hace unas semanas Juan Carlos Unzúe durante una charla en la agencia Efe.

Unzúe era el segundo entrenador de Luis Enrique cuando Ter Stegen ganó la Copa de Europa con el Barcelona. Tiene la visión del técnico y la del portero que fue en su etapa como futbolista. Por eso es una de las personas más capacitadas para analizar el juego del portero alemán. Él lo vio poco después de llegar, cuando era un joven que alternaba en la portería con Claudio Bravo. Y después lo vio despegar cuando el chileno se marchó al Manchester City con Guardiola. Con Bravo, Ter Stegen creció, hasta que la convivencia se hizo insoportable. «En Barcelona hubo momentos en que pusimos a Bravo en una competición y Ter Stegen en Champions y Copa del Rey. Es lo óptimo porque si realmente confías al cien por cien en los dos porteros, y en un equipo grande necesitas a dos grandes porteros porque son muy relevantes, necesitas dos de un nivel parecido y la forma de tenerlos contentos es darles partidos», explica Unzúe.

«Ya era un chico muy ambicioso cuando llegó al Barcelona, muy alemán. Estaba muy convencido de lo que quería, muy abierto a aprender y a mejorar. Ahí está su evolución. Ha conseguido sobreponerse a situaciones difíciles en los dos primeros años, donde seguramente sintió cierta frustración por no jugar habitualmente. Pero es más fuerte después de aquella experiencia», dice Unzúe. Aunque Ter Stegen necesitaba sentirse el único.A veces las grandes diferencias están en los detalles. Y ésos son los que llevaron al portero del Barcelona a ser ahora uno de los mejores del mundo. «En el aspecto técnico ha tenido una evolución importante. Creo que su entrenador de porteros, José Ramón de la Fuente, ha hecho un trabajo fantástico y ligeros cambios en su posicionamiento que le han dado la posibilidad de ser más definitivo», analiza Unzúe. De la Fuente observó que los apoyos de Ter Stegen eran «demasiado anchos», es decir, que tenía las piernas muy separadas. «Tenía unos apoyos excesivamente anchos para poder ser igual de reactivo a balones bajos que altos y últimamente vemos fotos donde coge el balón muy arriba. Son pequeños detalles de cambio que marcan la diferencia», comenta el ex técnico azulgrana. Ahora se sitúa con las piernas más juntas, lo que le permite ganar impulso cuando se trata de detener balones altos. Por abajo, la posición anterior no le impedía llegar a cualquier pelota. «Desde un posicionamiento excesivamente ancho ha conseguido cambiarlo, estar más equilibrado y ser mucho más efectivo en las pelotas altas manteniendo firmeza abajo. A eso le sumamos su capacidad en el uno contra uno, su juego cómodo a 30 metros de la portería su equipo», añade Unzúe.

Ter Stegen es un portero que no necesita tener a los defensas pegados a su área. Se siente cómodo, aunque haya un espacio inabarcable entre él y el último defensor. Juega como libre sin manos y como portero cuando puede utilizarlas. En realidad, su posición le permite ser uno más en el juego de posesión sin perder efectividad en la portería.

Ahora, el portero alemán sólo espera que su evolución sea también la del equipo, que ha viajado de decepción en decepción desde aquella Champions que ganó en 2015 a la Juventus. Especialmente dolorosa fue la derrota del año pasado en los cuartos de final contra la Roma. «Fue duro, pero es otro año y estamos en un buen momento. No queremos que vuelva a pasar», dice. El resultado de la ida contra el United (0-1) no le tranquiliza. «No tenemos una ventaja muy grande y no la queremos defender, sino demostrar que somos superiores».