Fútbol
Drama español en el Olympique de Marsella
La presión de los ultras del Olympique provoca la renuncia del presidente, Pablo Longoria. Ya es oficial la salida de Marcelino
Marcelino García Toral, que no ha viajado a Ámsterdam para medirse al Ajax, ya es ex entrenador del Marsella. La crisis de la dirección con la hinchada del Olympique de Marsella ha estado cerca de llevarse también por delante al presidente de la entidad, Pablo Longoria. «L’Équipe» y «Le Parisien» cuentan los entresijos de la enésima disputa interna de un club sediento de títulos y de reconocimiento que presume de ser el único francés en haber levantado una Champions (1993). La tormenta se ha llevado por delante al entrenador español-
Una tensa reunión en la noche del lunes entre el representante de varios grupos hinchas y Longoria sirvió para exacerbar reproches antes que para acercar posiciones, informaron ambos diarios. Según «L’Équipe», el malestar de los aficionados va más allá del rendimiento deportivo (dos triunfos y tres empates en Liga y eliminación en la fase de acceso a Champions con el consecuente acceso a la Liga Europa).
El representante del grupo de hinchas «South Winners», Rachid Zeroual, acusó a Longoria de favorecer a antiguos amigos, aludiendo al fichaje de Marcelino, y de relegar a jóvenes de la cantera en beneficio de jugadores de fuera.
Zeroual, que hablaba en nombre de 27.000 abonados, reprochó también la gestión de la plantilla, con un continuo cambio de técnicos y con la salida de futbolistas clave en los últimos tiempos (Steve Mandanda, Mattéo Guendouzi, Dimitri Payet o Alexis Sánchez)
Así, de acuerdo con el rotativo, el portavoz pidió la dimisión del clan español: el director de fútbol, Javier Ribalta, del director general, Pedro Iriondo, y del propio Longoria. También se exigió la salida del responsable de la administración y finanzas, Stéphane Tessier.
En este ambiente tan viciado, además de Marcelino, Longoria se habría planteado tirar la toalla para más tarde rectificar, detalló «L’Équipe». El ejecutivo español, de 37 años, llegó a charlar por teléfono con el dueño del club, el inversor estadounidense Frank McCourt, quien compró la entidad en 2016. Se llegó a publicar en Francia que el detonante de que Longoria hubiera pensando en dimitir habrían sido amenazas de muerte publicadas contra él.
Este nuevo terremoto institucional recuerda al de enero de 2021, cuando, tras una racha de cuatro derrotas consecutivas, un grupo de radicales invadió el centro de entrenamiento de la Commanderie para intimidar a los jugadores, un episodio que desembocó en la marcha del entonces presidente, Jacques-Henri Eyraud. Eyraud fue sustituido en el cargo en febrero de 2021 por Longoria, quien había accedido a la dirección deportiva del Marsella en 2020.
El malestar de los aficionados viene de lejos. En un campeonato dominado en la última década por los petrodólares del PSG (ocho títulos en diez años; solo Mónaco y Lille rompieron esa hegemonía), el Marsella ha desempeñado un papel de comparsa.
Aunque tiene el segundo mayor presupuesto de la Ligue 1 (250 millones de euros, al mismo nivel del Lyon), no levanta un entorchado desde 2012, cuando ganó dos trofeos menores: la Supercopa y la extinta Copa de la Liga. Su último gran logro fue el campeonato de Liga de 2010.
En un club de enorme solera en Francia –su primera Liga la ganó en 1937 y la Copa en 1924– que vivió sus años dorados bajo la presidencia de Bernard Tapie (culminado con la Champions de 1993), sus fervorosos hinchas exigen resultados sin más dilación.
Ya sin Marcelino, la prensa francesa informa de que Jean-Pierre Papin (leyenda del Marsella y Balón de Oro en 1991) tomará las riendas del equipo, al que le esperan esta semana dos choques de altura. Mañana en Ámsterdam ante el Ajax (Liga Europa) y el domingo en París frente al PSG.
De momento, Pablo Longoria, y otros tres ejecutivos del club se apartarán temporalmente de la dirección mientras sopesan si continúan al frente de la entidad marsellesa.
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