Barcelona

El 1.500 también sufre la crisis

La Razón
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Quizá se nos pueda criticar a los atletas españoles por el bajón que el 1.500 ha mostrado en estos Mundiales. No ha habido ningún finalista y sólo han participado un chico y una chica. Al fin y al cabo, somos los atletas los que tenemos que demostrar en la pista nuestro nivel y en eso consiste nuestro trabajo, pero ¿lo debemos seguir considerando un trabajo? Sinceramente, en la mayor parte de los casos que conozco no lo es.

Este año los atletas españoles hemos sufrido las consecuencias de la crisis económica. Muchos se han quedado sin un patrocinador que les aportara ganancias necesarias para poder seguir entrenándose con la dedicación necesaria que requiere el alto nivel. En mi caso me considero un privilegiado, ya que mi marca –Adidas– me lo permite, pero soy consciente de que represento a una minoría cada vez más pequeña.

Además, nuestras becas deportivas se han reducido a más de la mitad de la cuantía que disfrutábamos hace unos años. En esta pobre situación en la que el atletismo no puede ser una forma de ganarse la vida para la mayoría, la Federación Internacional de Atletismo decide establecer el sistema de clasificación para los Mundiales más duro de la historia y exige marcas mínimas durísimas, que sólo son alcanzables en carreras perfectas.

Para colmo, la crisis también afectó a las organizaciones de los mitines en los que debíamos hacer las marcas de clasificación y en muchos de ellos, con un presupuesto muy reducido, no pudieron organizar carreras lo suficientemente buenas para la consecución de las marcas mínimas para el Mundial.

Por la misma razón, la mayoría de los atletas españoles se tenía que pagar de sus bolsillos los viajes, hoteles y la comida para poder participar en estas competiciones. Muchos de ellos han perdido dinero en lo que hasta hace poco consideraban un trabajo. Y si, además, tenemos en cuenta las lesiones...

La Federación Internacional ha tomado conciencia de su error en el sistema de clasificación y lo ha cambiado para los próximos Mundiales. Con esas nuevas normas, este año el equipo masculino de 1.500 lo hubiéramos completado con tres atletas. Por lo tanto, ¿hasta qué punto debemos exigir a nuestros mediofondistas actuales lo mismo que exigíamos hace unos años?

*Campeón de Europa de 1.500 en Barcelona 2010