El controvertido baile de Neymar

El brasileño, defendido por Zizou y Simeone, ha marcado al Atlético en todas las competiciones.

Juega Neymar, ruido asegurado. No juega Neymar, ruido asegurado. Neymar, ruido asegurado. «Él tiene una forma de jugar, y es así. Cada uno tiene su estilo. Es un futbolista que me encanta porque se divierte, baila, canta y la destroza. Pueden seguir criticándole, también sobre su vida privada, que el chico responde donde tiene que responder», lo defendió Simeone de su última vieja polémica. El brasileño es un futbolista que tiene imán con la controversia y muchas veces descuida algunas actuaciones fuera del campo que le podían ahorrar algún quebradero de cabeza. Sobre el césped, el debate ahora (y por tercera o cuarta vez desde que llegó) es si sus «filigranas», como las define Simeone, son una provocación. Para el entrenador argentino, hoy oponente, no. Para Zidane, preparador del eterno rival, tampoco: «No estoy en la cabeza de Neymar, pero creo que no es una provocación. Él juega de la forma que interpreta el fútbol. Su juego es así y hace cosas que no muchos jugadores pueden hacer y ya está». Luis Enrique, claro, también está con él: «Neymar juega de esta manera, lo permite el reglamento y lo va a seguir haciendo. Es su estilo, su manera de jugar. Quizá haya que atacar más lo que no permite el reglamento».

El brasileño volverá a ser hoy un desafío para Juanfran y para todo el Atlético de Madrid, un equipo con el que se las ha tenido tiesas en otras ocasiones. Fue al conjunto al que le metió su primer gol en España, en la Supercopa, y ha conseguido batir su portería en todas las competiciones: dos veces en la Liga, el tanto de la Supercopa, otro en la Champions y dos dianas en la Copa. Su pelea extradeportiva más importante fue el día que lanzó besos a varios jugadores rojiblancos durante el duelo en el que conquistó la Liga en el Calderón, hace dos cursos. Gabi le dijo que a su alrededor tenía ejemplos en los que mirarse.

Sabedores de que es de fácil enfado, muchas veces los rivales le buscan y él responde de forma desmedida. En el partido de Butarque recibió ocho faltas y muchos insultos desde la grada, lo que tal vez le llevó a sobreactuar un poco y exagerar incluso su espectacular forma de jugar. El debate no tendrá fin, pero tampoco parece afectarle en el pasto, acostumbrado a rendir pese a que se hable mucho de él, ya sea por sus problemas con Hacienda o en su país cuando salió de marcha el día que eliminaron a Brasil de la Copa América. Volvió con el equipo en los Juegos Olímpicos y ganó la medalla de oro.