Fútbol
El penalti del Madrid-Juve no es una jugada de VAR
El sistema de videoarbitraje, que estará en el Mundial y en la próxima Liga, no acabará con las polémicas, pero pretende evitar los errores que sean claros y manifiestos
El sistema de videoarbitraje, que estará en el Mundial y en la próxima Liga, no acabará con las polémicas, pero pretende evitar los errores que sean claros y manifiestos.
Los árbitros españoles llevan meses aprendiendo un nuevo oficio, o una variante del que ya tienen: el de colegiado de VAR. En la cabina de videoarbitraje, un «trencilla», un ayudante (que se llama AVAR) y dos técnicos siguen con atención todo lo que sucede en el partido, ante la posibilidad de que se produzca alguna jugada de las cuatro que se permiten revisar: goles, penaltis, tarjetas rojas y errores en la identidad de las tarjetas. Han estudiado durante este tiempo cómo es cada cámara y qué posibilidades de visionar las jugadas tienen. La comunicación con el compañero que está pitando en el césped es constante. En la sala de vídeos no paran. Se oyen cosas como: «Dame otra cámara, necesito otro ángulo», entre el árbitro de VAR y los técnicos, que se encargan de desglosar las imágenes, para revisar una acción en concreto; o «coge tú el desmarque, que yo sigo el balón», entre el árbitro de VAR y su asistente; o «no reanudes, espera», «yo revisaría esa jugada», entre el árbitro de VAR y el que está en el campo. Los sentidos, al ciento por ciento en lo que sucede en el encuentro para ayudar al colega. Tienen que ser muy rápidos en la revisión de las acciones, para evitar que haya parones largos, el problema que muchos ven en este sistema. Todo esto sucede en una prueba en vivo durante una jornada de puertas abiertas en la que los colegiados pretenden explicar la revolución que ya se ha producido en otras ligas y que llegará a la española a partir de agosto.
La primera premisa está clara: el VAR no acabará con las polémicas y no decide sobre todo, sólo sobre los cuatro casos que se comentaron antes (y que se desarrollan en la información adjunta) y únicamente cuando el árbitro que está en cabina lo vea claro porque es rotundo, grosero, no hay duda, irrefutable, un fallo de esos que sacan los colores. Por tanto, el controvertido penalti de la Juve al Madrid en los cuartos de final de la Liga de Campeones, dudoso, interpretable, para unos sí y para otros no, no se revisaría. «La idea es que haya una interferencia mínima y un beneficio máximo. El fútbol seguirá siendo lo que es. El VAR no puede intentar resolver cada acción porque entonces nos cargaríamos la esencia de este deporte, que es que sea fluido», explica Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros. «El VAR no es la solución perfecta porque los errores van a seguir existiendo», continúa Carballo. El colegiado que está en el césped, además, no puede pedir la revisión (con la excepción, por ejemplo, de una agresión fuera de donde está la acción del juego; pero no puede pedir ver si un penalti es o no); tienen que avisarle desde la cabina de videoarbitraje de que puede haber cometido un error. Eso sí, suya será la decisión final, que podría no coincidir con lo que le ha comentado su colega.
El sistema se utilizará en todos los partidos de la Liga. La central estará en Las Rozas, donde hay ocho cabinas, y los árbitros VAR principales serán de Primera División. Los AVAR podrán ser sus asistentes o incluso colegiados que se acaban de retirar. Los operarios reciben la señal de televisión que haya en los estadios, pero son independientes de ella y manejaran sus herramientas para ver, por ejemplo, un posible fuera de juego previo a un gol. Todo lo que suceda en las cabinas será grabado para evitar suspicacias y siempre se sabrá qué árbitros VAR hay en cada partido. Según Velasco Carballo, aparte de evitarse errores tan decisivos como por ejemplo el tanto con la mano de Henry que metió a Francia en el Mundial de 2010 y dejó fuera a Irlanda, el videoarbitraje puede servir para reeducar la conducta de los jugadores, que será menos violenta, y habrá menos intentos de engaño. «En Italia, en este primer año de VAR, ha habido un 43 por ciento menos de simulaciones y un 30 por ciento menos de tarjetas por protestar», explica.
El problema que no tiene solución es el factor subjetivo, ya que en caso de que exista alguna duda, la jugada no se revisará. Por tanto, a la polémica habitual (los penaltis por mano que para unos son y para otros no, o los empujones ¿leves? ¿fuertes?) se unirá seguramente la polémica de la polémica: ¿por qué tal jugada no se ha revisado y la otra sí? El sistema también es falible en otras acciones decisivas. Un ejemplo práctico: el árbitro pita córner, pero es saque de puerta. Aunque en la cabina del VAR lo vean, no pueden decir nada, porque esa no es una de las cuatro acciones que se revisan. Si se saca ese córner y acaba en gol, el tanto no se anularía, porque ya es otra acción. Si, por ejemplo, en ese saque de esquina hubiera una falta, al ser dentro de la misma jugada, sí se anularía.
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