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La emotiva confesión del Lobo Carrasco en "El Chiringuito": "Leo Messi me salvó"

El tertuliano defendió al argentino en medio de la polémica

Leo Messi
Leo MessiAgencia EFE

En El Chiringuito de Jugones hubo un momento de emoción y admiración pura. "Lobo" Carrasco, exfutbolista y comentarista habitual, se rindió una vez más ante el que para él es el mayor genio que ha dado el fútbol moderno: Lionel Messi. “Me interesa ver a Messi hasta el último momento. Como cuando jugaba Jordan, hasta el último segundo lo seguiré”, afirmó con firmeza Carrasco, trazando un paralelismo entre el ídolo argentino y una de las leyendas más grandes del deporte mundial, Michael Jordan. La frase no es menor: compara la magnetismo de Messi en un campo de fútbol con el que ejercía Jordan en una cancha de baloncesto. Ídolos eternos que obligan a mirar, incluso cuando el reloj se está acabando.

Pero lo más emotivo llegó después, con una confesión personal: “Después de Maradona no tenía que venir nada y vino él… y me salvó".

Pocas veces en televisión se verbaliza una emoción tan íntima. Para Carrasco, como para muchos otros que vivieron la era dorada de Diego Armando Maradona, el fútbol no parecía capaz de ofrecer una emoción igual. Y sin embargo, Lionel Messi apareció. No para reemplazar a Maradona, sino para continuar esa línea celestial de jugadores que entienden el juego como arte y milagro al mismo tiempo.

En una época marcada por el debate eterno entre Messi y Cristiano Ronaldo, Carrasco también dejó clara su postura con una frase lapidaria: “Si quieres goles, llama a Cristiano. Pero si quieres goles y quieres fútbol, llama a Messi".

Es una síntesis perfecta de lo que diferencia a dos de los mayores futbolistas de todos los tiempos. Cristiano es potencia, eficacia, obsesión con el gol. Messi es todo eso… y algo más: magia, visión, asociación, poesía en movimiento.

A sus 36 años, jugando ahora en el Inter Miami, Lionel Messi sigue generando emociones como si estuviera en el Camp Nou o en una final del Mundial. Para muchos como Lobo Carrasco, cada partido suyo es una despedida en cámara lenta, un regalo que se quiere disfrutar hasta el último segundo.