España se clasifica por primera vez para los Juegos Olímpicos

Cuarenta minutos tardó España en que todo encajara. Cuarenta minutos de dominio y de ocasiones de perdidas, de carreras de Salma Paralluelo y manos a manos fallidos con la portera neerlandesa. Hasta que en el 41 apareció Jenni Hermoso, recogió un pase de Ona Batlle y encaró a Van Domselaar para marcar el primero. El gol que ponía a España en el camino a la final de la Liga de Naciones y a los Juegos de París.

Jenni Hermoso, la mujer que lo cambió todo sin necesidad de hacer nada, sólo estar en el lugar correcto y en el momento correcto con la persona equivocada enfrente, era la que llevaba a la selección hasta otro territorio sin explorar. Otra final, unos Juegos Olímpicos. Una nueva vida.

La obra la completó Aitana Bonmatí, la Balón de Oro, la mejor jugadora del mundo. Aitana estaba en el área para rematar el pase de Mariona Caldentey desde la izquierda. A la primera, como si llevara el 9 a la espalda en lugar del 6. En el mismo sitio donde había llegado tantas veces en el partido sin que sus compañeras acertaran a llevarle la pelota hasta ese lugar.

Pero esta vez era Mariona la que puso el centro, una jugadora espectacular a la que los focos iluminan menos de lo que merece su fútbol. Mariona lo hizo todo bien, con la pelota y sin ella. Siempre pendiente de lo que le pedía el partido. Si hacía falta una carrera, allí estaba ella para acelerar. Si era Salma la que corría, Mariona estaba más atenta que nadie para ponerle la pelota preciso. Igual que hizo con Aitana cuando el partido se asomaba al descanso.

A ese tiempo en que las piernas se relajan y las cabezas se abren, Países Bajos llegó con una carga demasiado pesada. Con dos goles en contra y España subida a una ola de la que ya no podrían bajarla. Por mucho que lo intentaran con la presencia de Damaris, una española que eligió defender el escudo neerlandés. Pero cuando llegaban siempre estaba preparada Cata Coll. Con sus paradas o con sus salidas para cortar los pases antes de que hicieran daño.

El camino estaba hecho para llegar a la final, pero al partido le quedaban más cosas por mostrar. Jenni Hermoso dejó su sitio a Vicky López, otra campeona del mundo, aunque en categoría sub 17. Aún no ha cumplido la mayoría de edad, pero Montse Tomé la hizo debutar con la selección. Una manera de demostrar que hay relevo, que hay nuevas campeonas del mundo por detrás de las campeonas del mundo.

Y quedaba otro gol, el de Ona Batlle, aunque ella no quería. Ella quería regalárselo a Salma Paralluelo, que lo había perseguido durante todo el partido. Pero otra vez se estrelló contra el muro de las neerlandesas. Y Ona, después de un par de rechaces terminó empujando la pelota a la portería. Pudo llegar el cuarto, en una carrera de Lucía García, pero su remate acabó despejándolo a córner una defensa rival.

Lo importante no era el dato, si Países Bajos se llevaba tres o cuatro goles de vuelta a casa. Lo importante es el paso dado por la selección. Uno nuevo que la acerca a otro título y a la posibilidad de ilusionarse con otro más el próximo verano. Nunca ha jugado una final de Liga de Naciones y nunca ha disputado unos Juegos Olímpicos. Pero este equipo, que hace diez años no había debutado en un Mundial y ahora es campeón del mundo, sigue derribando barreras. Y Jenni Hermoso sigue marcando los tiempos.