Esperando a James

A pesar de sus últimas declaraciones y de su evidente pérdida de protagonismo, el Madrid no tiene previsto vender en enero al colombiano. Zidane insiste en que habrá minutos para todos.

Sin ser consciente, el TAS con su decisión influyó en el futuro próximo de James. El Tribunal de Arbitraje liberó al Madrid del castigo de no poder fichar el próximo verano, pero mantuvo la sanción para el mercado de invierno que se abre en enero. Si ya el club no estaba demasiado por la labor de dejar marchar al colombiano, la imposibilidad de mejorar la plantilla en la siguiente ventana hace más complicado que algún futbolista salga del vestuario blanco. «Yo quiero que se quede, y no se va a ir, seguro», decía hace muy poco Zidane, que quiere llegar a junio con los mismos que empezaron a entrenar el pasado agosto. Insiste en que habrá minutos para todos y que todos serán importantes en algún momento del curso. Las palabras del técnico, la intención de la dirección deportiva y la del propio James iban en la misma dirección hasta las inesperadas declaraciones del mediapunta en Japón. «Quiero jugar y tenemos unos días para ver qué hacemos», soltó James en la primera y única ocasión en la que ha intentado abrirse la puerta.

El internacional cafetero ha adquirido una casa en propiedad en Madrid y reconocía que, si por él fuera, se retiraría en el Bernabéu. Su familia y él se sentían felices en España, así que todo cuadraba. El problema es que su rendimiento ha ido claramente en descenso desde su impresionante aterrizaje tras el Mundial de Brasil hasta su situación actual, en la que es y se siente la quinta opción para el medio campo. La evolución de sus números confirman las sensaciones: en el curso de su estreno jugó 46 partidos (3.619 minutos), marcó 17 goles y repartió 17 asistencias. En su segunda temporada se quedó en 32 partidos, 8 goles y 10 pases de gol, mientras que en la tercera, la actual, ha hecho un tanto en 13 partidos.

Estaba por delante de Isco y de Lucas en las preferencias de Zidane, pero ahora está muy por detrás de ambos. No lo utilizó el técnico en la última final de la Liga de Campeones, y en la de la Supercopa de Europa, a pesar de que había muchas bajas, tuvo que esperar su momento desde el banquillo.

En Colombia, primero cargaron contra Zidane, convencidos los aficionados de que el técnico le trataba de forma injusta, pero sus últimas actuaciones con la selección no han estado al nivel que acostumbra, y para muchos en su país es el futbolista el que debe volver a ganarse la confianza.

Su zurda sigue siendo una delicia y sin estar bien ni jugar mucho es uno de los mejores pasadores blancos. En la semifinal del Mundialito dejó su sello en el segundo gol de Cristiano, con un pase filtrado que define una de sus cualidades. Zidane le dio completos los dos últimos choques antes de Japón e insiste en que se quede. El club no quiere malvender a alguien que costó 80 millones y en el que todavía se confía.