París

La fuerza de la costumbre

España ha superado a Italia en las dos últimas Eurocopas para ser campeona, aunque sólo pudo ganar en un partido, la final de 2012 en Kiev. «La disfrutamos desde el primer gol hasta el minuto 90», recuerda Cesc Fàbregas

Del Bosque, sonriente en el último entrenamiento de la Selección antes de viajar a París
Del Bosque, sonriente en el último entrenamiento de la Selección antes de viajar a Paríslarazon

España ha superado a Italia en las dos últimas Eurocopas para ser campeona, aunque sólo pudo ganar en un partido, la final de 2012 en Kiev. «La disfrutamos desde el primer gol hasta el minuto 90», recuerda Cesc Fàbregas

España ha ido apartando del camino el fantasma de Italia en las dos últimas Eurocopas. El muro que suponía para la Selección enfrentarse a una de las grandes en las eliminatorias de cualquier fase final lo despejó desde los once metros en los cuartos de final de la Eurocopa de 2008. Paró Casillas los penaltis de Di Rossi y Di Natale, a Güiza le pudieron los nervios y Cesc, en el quinto, dio el empujón que necesitaba la Roja para hacerse respetar. La Selección que entrenaba Luis Aragonés superó dos barreras a la vez, la de los cuartos, y la de los penaltis, que le habían impedido alcanzar las semifinales en los Mundiales de 1986 y de 2002. Desde entonces, Italia se ha convertido en un rival domesticado que alimenta los triunfos de España.

Sin embargo, sólo una vez ha ganado la Roja en las cuatro ocasiones en que se han enfrentado en estos ocho años. Un triunfo espectacular en la final de la Eurocopa de 2012. «Es uno de los mejores partidos que recuerdo de la Selección desde que estoy aquí», asegura Jordi Alba. La imagen de Casillas pidiendo al árbitro que no añadiera más tiempo con el 4-0 definitivo ya en el marcador demostraba la superioridad de España. Pero nunca ha sido tan fácil. «Italia llegó un poco mermada en su potencial físico, tuvieron varias lesiones, tuvieron un partido muy accidentado. No fue la Italia verdadera y nos beneficiamos de ello», analiza Del Bosque. «Normalmente las finales no las disfrutas porque son igualadas o son partidos que suponen muchísima presión. Fue comodísima, la disfrutamos casi desde el primer día hasta el minuto 90. Es una de las cosas que se quedan en la mente», admite Cesc.

El primer partido de ese torneo había sido un empate a uno el día en que España descubrió el falso 9. Con Torres, Negredo y Llorente en el banquillo, Del Bosque prefirió añadir un centrocampista más para ocupar el área por sorpresa. Hoy Cesc tendrá otra función. Los años le han hecho retrasarse en el campo y ahora es uno de los dos interiores que arropan a Busquets. El mediocentro del Chelsea es uno de los veteranos, uno de los cinco que ya han pasado de las cien internacionalidades. Un miembro de eso que Vicente del Bosque reconoce como el equipo. Contra Croacia ofreció su mejor versión. Dio el pase de gol a Morata y podía haberle dado otro si el delantero hubiera acertado en el control.

«La salud del equipo es fenomenal, el grupo está muy unido, entre todos nos entendemos muy bien y la piña es brutal», advierte Cesc. Los internacionales están muy preocupados por demostrar que no hay ninguna fisura en la concentración. También el seleccionador, más sonriente que de costumbre antes de un gran partido. «Estoy muy feliz por los jugadores que tenemos, que son extraordinarios, muy españoles y muy defensores del fútbol español», afirma el seleccionador. Incluso se permitió sembrar la duda de lo que sucederá con su futuro cuando le preguntaron si sentía algo especial ante la posibilidad de que el de hoy fuera su último partido en el banquillo de España. «No he pensado nada. Cuando veníamos para acá he pensado que en septiembre tenemos que empezar la clasificación para el Mundial. Conmigo o sin mí», decía. «Estoy muy a gusto. Estoy feliz porque estamos en una Eurocopa y somos uno de los 11 equipos que pueden ganarla».

Italia se ha convertido en un enemigo casi domesticado, pero los números engañan, como casi siempre. Tres veces se han enfrentado los dos equipos en eliminatorias desde 2008 y en las tres ha pasado España, pero en dos de ellas el partido acabó sin goles y decidiéndose en la tanda de penaltis.

Los dos equipos llegan después de una derrota en el último partido de la primera fase, pero con sensaciones diferentes. Italia ya sabía que era primera de grupo y alineó a los suplentes contra Irlanda. España quería asegurar la primera plaza y utilizó el mismo equipo de siempre. Perdió igual.