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Alonso despierta del sueño americano

Las pretensiones del español y sus «rajadas» contra Honda dificultan su llegada a la IndyCar. La Formula E podría ser su destino en 2019 para volver a la F-1 un año después

Fernando Alonso, ayer en el «pit lane» del circuito de las Américas de Austin, Texas/Foto: Ap
Fernando Alonso, ayer en el «pit lane» del circuito de las Américas de Austin, Texas/Foto: Aplarazon

Las pretensiones del español y sus «rajadas» contra Honda dificultan su llegada a la IndyCar. La Formula E podría ser su destino en 2019 para volver a la F-1 un año después

Cuando Fernando Alonso anunció su retirada de la F-1 el 14 de agosto basó su decisión en unos argumentos en los que acusó a la categoría reina del automovilismo de aburrida y que había llegado el momento de afrontar otros retos. Pues, hoy, ni una cosa ni la otra. La F-1 se ha vuelto más aburrida para él, no por las nuevas normas o por otras cuestiones, sino más bien por la imposibilidad para el asturiano de lograr un buen resultado, algo que es fruto de las decisiones que ha tomado en la última década, como por ejemplo salir de Ferrari y fichar por McLaren-Honda en 2014, o abandonar McLaren en 2007 cuando tenía el mejor coche. De hecho, un año después ese mismo monoplaza conquistó el título en manos de Lewis Hamilton. Alonso es conocido en el «paddock» de la F-1 por su enorme capacidad como piloto, pero, por todo lo contrario en los despachos, algo en lo que coinciden todos menos la entidad bancaria que gestiona su dinero, porque a pesar de todo ha sido hasta hace bien poco el mejor pagado de la parrilla de salida junto a Hamilton y Vettel.

La sensación de hastío de Alonso en McLaren y en la F-1 sin la posibilidad de hacer algo grande crece conforme se acerca la última carrera de la temporada en Abu Dabi, y mientras tanto, su representante, Luis García Abad, juega una partida de ajedrez para cumplir o intentar convertir en realidad los deseos del ovetense. Sin embargo, sus obligaciones contractuales y su pasado dialéctico no le ponen las cosas fáciles. El asturiano quiere lograr la triple corona, es decir, ganar en Mónaco, Le Mans e Indianapolis, y está a un paso de realizarlo. Por eso quiere correr en Estados Unidos en 2019, pero las negociaciones han encontrado muchos escollos. Por un lado, el español no quería correr toda la temporada, sólo algunas carreras preparatorias para afrontar con garantías las 500 Millas, y en ese debate con el equipo Andretti Autosport la cosa ha terminado con la ruptura amistosa con McLaren, que quería un acuerdo para competir como socios. Además, el motorista de uno de los mejores equipos de la IndyCar, el de Andretti, es Honda y en la compañía japonesa, aunque han dicho que no les importa, no están muy por la labor de que Alonso vuelva a pilotar uno de sus coches después de las lindezas y ataques dedicados por el español estos años atrás a cuenta del pobre rendimiento de la unidad de potencia nipona en la F-1.

Alonso todavía mantiene contrato con Toyota, un fabricante con el que entraría en colisión, ya que son competencia directa. Ahora la Formula E, la competición de moda en todo el mundo y donde todas las marcas de coches están poniendo sus ojos y su dinero, busca a Alonso a través de Nissan, otra marca japonesa que le crearía un nuevo conflicto de intereses y que le ofrece una buena suma económica. Pero lo que más atrae a Alonso sería volver a Ferrari, un lugar donde Vettel está en entredicho y que le podría devolver a la F-1 en 2020 si continúa el huracán que puede llevarse por delante a su actual piloto titular. De momento, Alonso no tiene nada claro.