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Alonso y el aburrimiento

La Razón
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Los que le conocen destacan de él su competitividad. Da igual que sea jugando a las chapas, dando un paseo en bicicleta o pilotando un F-1. Fernando Alonso quiere ganar siempre, es un hombre al que le hierve la sangre (y la lengua) cuando no puede alcanzar el éxito. Y eso le lleva pasando desde 2013, cuando logró su último Gran Premio. Bastante más, once años, desde que ganó su segundo Mundial. Por eso, las palabras de Fernando a «Jugones» en la presentación del nuevo McLaren no invitan al optimismo. Fernando destiló melancolía disfrazada de corrección, entusiasmo contenido y prudencia. Mucha prudencia. Sabe mejor que nadie que su sueño de ganar el tercer título sigue muy lejos pese a los progresos de su escudería, insuficientes ante el poderío de Mercedes o Red Bull. Sólo una evolución inesperada le daría opciones de estar delante en las últimas carreras.

- Ganar y ganar

La ausencia de triunfos y la edad han desembocado en el Alonso actual. Uno sosegado y reflexivo ante los medios, lejos de aquel joven irreverente y, en ocasiones, soberbio. La ausencia de victorias genera rumores de retirada, comentarios que él alimenta. De hecho, ha declarado que no sabe si seguirá en el Mundial, buscará otras categorías o se marchará a casa a final de temporada, con 36 años. Pero la edad no será el detonante de su adiós. A deportistas como Alonso sólo les puede doblegar la evidencia de que no regresarán los buenos tiempos, el aburrimiento. Y no hay nada más aburrido para un competidor nato que vivir instalado en la derrota.