Demografía

Dos muertes posiblemente evitables

La Razón
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La muerte reciente de una deportista y persona ejemplar de 33 años, que sufrió un grave accidente hace 15 meses, en una sociedad bajo sospecha permanente en la que predominan las noticias sobre los malos ejemplos ha convulsionado la opinión pública. El diagnóstico inicial dictaminó un «derrame cerebral» (término popular con el que se conoce a la hemorragia cerebral) que no ha sido desmentido por el informe forense, el cual sólo ha introducido el matiz de «causa natural». Dicho informe, aun siendo tranquilizador porque despeja cualquier indicio de las otras alternativas que siempre rondan las mentes de los malpensantes cazadores de noticias, no deja de ser desconcertante para el resto de la población, incluida la clase médica. Diciendo lo de «causa natural» ¿está el caso realmente resuelto?

Yo diría que no y, aunque carecemos de información precisa del informe autópsico, probablemente estamos ante una muerte, una vez más, evitable. La coincidencia de la fecha, a 3 días de la presentación de un libro, así como la filtración de que tuvo un dolor de cabeza la noche antes, apunta más en la dirección de una crisis hipertensiva que no puede ser detectada en un estudio forense y que sólo puede documentarse por un registro tensional previo al evento, que de existir no ha sido filtrado. El hecho de ser joven y jovial, que no es lo mismo, el hecho de haber pasado revisiones médicas frecuentes no excluye la hipertensión oculta por la sencilla razón de que en los centros quirúrgicos, y estamos cansados de verlo en la Medicina del día a día, la toma de la tensión se suele obviar, dándose preferencia a la resonancia. El hecho de estar asintomática no excluye que haya que tomarse la tensión periódicamente, especialmente si tenemos hipertensos de menos de 55 años en la familia. El haber sufrido un traumatismo craneoencefálico severo no excluye el diagnóstico porque no debemos olvidar que una de las causas de hipertensión arterial son las enfermedades neurológicas.

Por otra parte, entre las complicaciones tardías de un traumatismo craneoencefálico severo, la presencia de un «derrame cerebral» es extraordinariamente rara. En una sociedad con la Sanidad a debate, ésta debería ser una oportunidad única para una llamada de atención a que la prevención es la esencia del acto médico, y, además, en tiempos de crisis, también lo más económico, especialmente a mediano-largo plazo. La muerte de María ya no tiene reparo posible pero, de ser cierta nuestra hipótesis, podrían salvarse muchas vidas. Si para jóvenes tomarse la tensión arterial es importante, para mayores de 50 años esto es más importante aún.

Basta recordar que no hace muchas fechas una de las mujeres más ricas del mundo, gallega para más señas, murió también de un «derrame cerebral» atribuido como siempre a causa natural, y en el fondo es verdad, aunque si no se pasan revisiones médicas, desconocemos si éste era el caso, lo natural es que nos llevemos estos sobresaltos, lo sorprendente sería justo lo contrario. Esta segunda paciente de la que hablamos, es probable que fuera a clínicas de belleza y hacía bien, como corresponde a su estatus social, pero ¿se vigilaba también la tensión?

*Responsable de la Unidad de Endotelio y Salud Cardiometabólica del Hospital Universitario Ramón y Cajal