Mc Laren Honda
La F-1 recordará siempre a María de Villota
La frontera entre la vida y la muerte es algo que adquiere otra dimensión en un deporte como la Fórmula 1. La muerte puede estar a la vuelta de la esquina. Puede ocurrir en cualquier momento. El riesgo y sus consecuencias son algo asumido en una especialidad que ha vivido momentos trágicos que han forjado leyendas y creado mitos. Por eso, cuesta creer la ausencia de humanidad que mostraron ayer los dirigentes de un espectáculo que coquetea con los límites de la física y que mira hacia otro lado cuando la desgracia se apodera de su universo. María de Villota se había colado en el corazón de buena parte de los miembros que forman este negocio deportivo, sin embargo, su merecido homenaje contó con la oposición de muchos. Pura política. Pura imagen. El sábado, el presidente de la asociación de pilotos, Pedro de la Rosa (piloto reserva de Ferrari), solicitó guardar un minuto de silencio en la parrilla de salida. Pero la petición fue denegada. El catalán lo intentó de todas las formas posibles y finalmente, con ayuda de Jean Todt, presidente de la FIA, sólo pudieron rendirle homenaje en el «box» donde se concentran antes de dar la vuelta en autobús para que el público pueda verles de cerca.
Alonso también tuvo mucho que ver. Finalmente, María tuvo su homenaje.
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