Obituario

Franz Beckenbauer, el hombre que inventó una manera de jugar

Franz Beckenbauer ha fallecido a los 78 años. Es uno de los tres hombres que han ganado el Mundial como jugador y como entrenador. Sufría varios problemas de salud

«Uno de los grandes de nuestro juego. El más elegante de los futbolistas que lo ganaron todo». Así ha despedido Gary Lineker a Franz Beckenbauer, el hombre que se sentaba en el banquillo de Alemania en el Mundial de Italia 90 cuando los alemanes derrotaron a Inglaterra en las semifinales. Fue después de aquella derrota cuando Lineker dijo aquello de «el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y siempre gana Alemania».

Unos días después Franz Beckenbauer se convirtió en el segundo hombre que ganaba un Mundial como futbolista y como seleccionador. Algo que hasta entonces sólo había conseguido el brasileño Mario Lobo Zagallo, fallecido el pasado día de Reyes, y que después sólo ha logrado Didier Deschamps. En 1974 lo ganó como capitán de la República Federal Alemana y en el 90 como seleccionador de la Alemania unificada.

Beckenbauer fue un futbolista diferente, uno de esos que son capaces de cambiar el fútbol, como hizo Johan Cruyff en la misma época. No inventó la posición de líbero, tampoco el Bayern Múnich, pero ninguno de los dos hubieran sido lo mismo sin él. Una bofetada lo cambió todo, recuerda el club bávaro en su página web. Cuando era niño el equipo que dominaba en la ciudad era el Múnich 1860. Lo normal era que aquel joven que llamaba la atención desde edad infantil hubiera firmado por el primer equipo de la ciudad, pero nunca olvidó el bofetón que le dio un jugador del 1860 cuando tenía 12 años y jugaba en el SC 1906 Obergiesing. El árbitro no miraba y un rival aprovechó para abofetearlo sin saber que estaba condenando a su equipo para siempre. Cuando llegó el momento de dar un paso adelante en su carrera decidió fichar por el Bayern, aunque jugaba en la segunda categoría del fútbol alemán.

La importancia de aquella bofetada se cuenta sola. Beckenbauer ganó tres Copas de Europa, una Intercontinental, una Recopa, cuatro Bundesligas y cuatro Copas alemanas como jugador del Bayern. El Múnich 1860 ahora juega en la tercera categoría del fútbol alemán.

Beckenbauer fue decisivo para ganar todo eso. Primero como centrocampista y después como líbero, una posición que iba más allá de sus funciones como defensa. Era el alma de su equipo y de su selección, con la que ganó una Eurocopa en 1972 y un Mundial en 1974. Aquella selección alemana estuvo cerca de encadenar tres grandes títulos, como hizo España entre 2008 y 2012, pero lo impidió Panenka con su penalti en la Eurocopa del 76.

En aquella final del 74 contra la Holanda de Cruyff se quitó el sabor amargo de las dos anteriores ediciones. Debutó en un Mundial en 1966, en Inglaterra, y perdió la final contra los anfitriones por aquel gol de Hurst que nadie sabe si entró. En México 70 cayó en las semifinales contra Italia después de una prórroga en uno de los mejores partidos de la historia de los mundiales. Alemania perdió 4-3 y Beckenbauer terminó con el brazo en cabestrillo. «Cruyff fue el mejor jugador, pero yo soy campeón del mundo», dijo años después de ganar la primera Copa FIFA en 1974.

Más tarde fue también uno de los pioneros en marcharse a Estados Unidos. Allí jugó con Pelé en el Cosmos, el equipo en el que se retiró, aunque entre medias le dio tiempo a volver a Alemania para ganar una Bundesliga con el Hamburgo.

Su carrera como entrenador no fue tan larga. Después de ser campeón del mundo tuvo una mala experiencia en el Olympique de Marsella de Bernard Tapie y se refugió en los despachos del Bayern. De donde volvió a salir para dirigir al equipo bávaro en dos ocasiones. En febrero de 1994 tomó el mando del Bayern cuando era quinto y acabó ganando la Bundesliga. En 1996 despidió a Otto Rehhagel y se puso él para ganar la Copa de la UEFA al Burdeos. Esa temporada sólo lo dirigió cuatro partidos, los dos de la final y dos más de Bundesliga.

Los últimos años no han sido fáciles para él. En 2015 murió su hijo Stephan y después sufrió un infarto ocular, varios problemas de corazón y párkinson. «Con profunda tristeza les informamos de que mi marido y nuestro padre Franz Beckenbauer se durmió en paz ayer domingo, rodeado de su familia. Les pedimos que guarden luto en silencio y se abstengan de hacer preguntas», solicita su familia en un comunicado. Tenía 78 años.