Real Madrid
1-0: El Madrid se toma un respiro
Hay una prueba definitiva de que un equipo es poderoso: es el miedo que infunde en los rivales, la sensación de impotencia que genera antes incluso de que comience el encuentro.
Hay una prueba definitiva de que un equipo es poderoso: es el miedo que infunde en los rivales, la sensación de impotencia que genera antes incluso de que comience el encuentro. Le sucede a este Madrid, que manda en España y ya está en la siguiente fase de la máxima competición europea. El Liverpool se llevó tres en su campo y ayer se conformó con llevarse sólo uno, dar descanso a jugadores importantes y abandonar el Bernabéu sin más daño que tres puntos con los que, de todos modos, no contaba. Es lo que tiene ganar doce encuentros seguidos y goleando en la mayoría de ellos. La noticia más destacada del choque de ayer es que no lo hizo, que sólo marcó un gol y no tuvo excesiva urgencia de conseguir otro. Si el rival no opone resistencia, si hace una inesperada noche de invierno y si se es consciente de que a la temporada aún le quedan muchos episodios, es lógico que en choques como el de ayer la voracidad se calme. Fue una victoria sencilla y a la vez, un día de respiro para los blancos. Un deber ya hecho. Ahora le quedan dos partidos de «Champions», pero casi puede olvidar esta competición hasta febrero.
Aunque es prácticamente imposible que Ronaldo permita a sus compañeros no dar lo máximo. En un partido plácido, el portugués sufrió porque estuvo muy cerca del gol sin llegar a conseguirlo. Cristiano es un futbolista que juega pensando en lo que se dirá de él en tiempos futuros y sabe que el mejor modo de ser recordado es inscribir su nombre en el mayor número de récords posibles. Tiene el pichichi de esta competición a un tanto y estar tan cerca le creó ayer un poco de ansiedad. Tuvo una ocasión muy clara en la primera mitad, tras una dejada de Benzema, pero Mignolet, el portero rival, puso bien la mano para despejar a córner. El resto del encuentro fue una sucesión de intentos fallidos. Sus compañeros le buscaban y Ronaldo la pedía, pero hay días en que no salen las cosas y ayer le tocó a la estrella madridista. Va a tener tiempo, lo que sucede es que él siempre tiene prisa.
La pelea de Ronaldo fue lo más interesante de un partido en el que apenas hubo emoción ni con el marcador a cero ni tras el tanto del Madrid ni cuando el Liverpool, con Gerrard ya en el campo, presentó su mejor cara y hasta se acercó a las inmediaciones de un Casillas casi inédito. Pero el conjunto inglés se marchó del estadio madridista sin tirar a puerta. Lo mejor fue el ánimo indestructible de sus aficionados, que se animan hasta cuando uno de los suyos pasa el centro del campo. Si alguna vez sus delanteros intentaron llegar al área rival se encontraron con que Ramos se pega con quien sea y sin importarle la trascendencia del partido y con un Varane exultante. Tan rápido como siempre, todo el partido atento y con buenas maneras cuando tiene el balón: dio una asistencia a Benzema de centrocampista con clase. En estos partidos del Madrid, con tantos goles a favor ha pasado algo inadvertido el papel de sus centrales. Ayer, con Pepe en el banquillo, Varane demostró que los de atrás no tienen nada que envidiar al poderoso ataque.
Con la seguridad de los centrales y con la ausencia de ambición del rival, el Real Madrid solventó el partido sin la exuberancia de otros días. Sin embargo, siempre dominó y dejó destellos, algunos momentos a los que les faltaron continuidad.
Hace no mucho el Madrid era un equipo que cuando mejor se sentía era cuando se replegaba y esperaba detrás al rival. Un conjunto de vértigo y contundente. Ahora, cuando más a gusto está es cuando se acerca a la línea del área y puede imprimir velocidad a la jugada. Al primer toque y en espacios reducidos, hace cosas prodigiosas. El único tanto del partido llegó en una combinación por la banda izquierda, el lugar donde nace tanto peligro. Ronaldo e Isco se encontraron allí, Marcelo se la pidió y su centro lo remató Benzema, que tiene un idilio con esta competición y que, otra vez, al ser sustituido, fue coreado por la grada. Si el Madrid no llegó más veces al área rival de ese modo fue porque ayer estuvo más impreciso que otras veces y porque el Liverpool se echó atrás con orden, casi sin pensar nunca en alcanzar la meta contraria.
Tampoco tuvo al mejor Isco, que es quien más imaginación pone al grupo. El andaluz intentó ayer las virguerías de siempre, pero se quedaron a medias. De todos modos, cuando Ancelotti consideró que ya había llegado el tiempo de Bale, no le quitó. Fue James quien se retiró y el entrenador acabó con parte de la polémica. El galés volvió con ganas de avivar la memoria de alguno: su primer remate al larguero y después se marcó una de sus galopadas por la banda, que no terminó en penalti de milagro. Ha vuelto y quiere participar de la fiesta.
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-- Ficha técnica:
1 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Nacho, m.83), Varane, Ramos, Marcelo; James (Bale, m.62), Kroos, Modric, Isco; Cristiano y Benzema (Chicharito Hernández, m.88).
0 - Liverpool: Mignolet; Manquillo, Skrtel, Touré, Alberto Moreno; Lucas (Gerrard, m.69), Emre Can (Coutinho, m.75); Joe Allen, Markovic (Sterling, m.69), Lallana y Borini
Gol: 1-0, m.27: Benzema
Árbitro: Viktor Kassai (HUN). Mostró tarjeta amarilla a Skrtel, a James Rodríguez, Sergio Ramos, Marcelo y Alberto Moreno.
Incidencias: encuentro correspondiente a la cuarta jornada del Grupo B de la Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 80.000 espectadores.
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