Fútbol
La gran revelación: la FIFA estaba detrás de la Superliga
El New York Times revela que la FIFA e Infantino apoyaban a los clubes a cambio de su participación en el mundial de clubes. Después, les traicionó
La Superliga no fue un proyecto rápido y sacado de la manga de repente. Fue algo pensado, que llevó años de conversaciones, que salió con el acuerdo de casi todos los equipos más poderosos y, según ha desvelado ahora el «New York Times», con una condición «esencial», y tan secreta «que se le dio un nombre en clave incluso en los contratos compartidos entre los fundadores», asegura el periódico estadounidense en su investigación.
«Esos documentos hacen referencia a la necesidad de que los fundadores de la Superliga lleguen a un acuerdo con una entidad etiquetada oblicuamente como W01 pero fácilmente identificable como la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial. Ese acuerdo, según los documentos, era una condición esencial para la implementación del proyecto de la SL», continúa la detallada información acerca de cómo Infantino y la FIFA traicionaron a los clubles de la Superliga cuando su apoyo hubiese sido fundamental para la fortaleza del proyecto. Desde la Superliga aseguran que el proyecto iba a seguir sin que fuera necesario el apoyo de las instituciones. Pero nunca se esperaron una reacción como la que se vivió.
La FIFA, con la UEFA, salió a protestar por el movimiento de los clubes acusándoles de ser insolidarios y acabar con el fútbol actual y todo lo que significa. Sin embargo, el New York Times asegura que tras media docena de entrevistas con ejecutivos del fútbol, «incluido el propietario de un club de la Superliga», Infantino presidente de la FIFA, conocía el terremoto que iba a suceder y, lo más importante, «sabía que algunos de sus lugartenientes más cercanos habían mantenido durante meses -hasta al menos finales de enero- conversaciones sobre el respaldo de la FIFA a la liga escindida».
Aunque la UEFA y la FIFA se unieron para defender el fútbol tal como estaba y a defender, por tanto, sus privilegios, su relación tiene sus puntos de discusión. Ambos pelean por la misma porción de ingresos y a veces sus intereses chocan muy fuerte. De ahí, por ejemplo, el Mundial de clubes que quiere organizar Infantino para ganar más mercado y que come el terreno de la UEFA, quien, con su Champions, tiene la joya de la corona con los clubes. Infantino necesitaba el apoyo de los poderosos y de ahí su acercamiento secreto hacia la Superliga. «Las conversaciones de la Superliga con la FIFA comenzaron en 2019. Fueron lideradas por un grupo conocido como A22, un consorcio de asesores encabezado por los financieros con sede en España. Anas Laghrari y John Hahn, y encargado de armar el proyecto de la Superliga». Hablaban con el vicesecretario general de la FIFA, Mattias Grafstrom.
Según las conversaciones, el apoyo a la Superliga tendría su contrapartida: los poderosos clubes apoyarían el mundial de clubes de la FIFA y renunciarían al dinero por participar: una ganancia potencial para la FIFA de hasta mil millones de dólares cada año (más de 1.200 millones de euros). «Tras las primeras reuniones, los asesores informaron de que habían encontrado un público receptivo».
Con el apoyo de la FIFA, la Superliga ganaba legitimidad, evitaría el acoso que vivió después y además conseguía convencer a los futbolistas: no se llevaría nunca a cabo esa amenaza que estuvo rondando desde los primeros días de la Superliga y los jugadores de los clubes de la competición no tendrían ningún problema para jugar el Mundial con sus selecciones.
El periódico es contundente: «A mediados del año pasado, los asesores de A22 les decían a los clubes quela FIFA estaba de acuerdo, según el propietario de un club de la Superliga».
En diciembre, Florentino anuncia cambios en el fútbol en la asamblea del Real Madrid y es este año cuando sale a la luz todo. Cuando Ceferin, presidente de la UEFA, se entera del proyecto, va a hablar con Infantino y le pregunta «directamente si estaba involucrado en el plan». Infantino dice que no, pero tampoco asegura que vaya a hacer una declaración contundente en contra. Después ve las reacciones, sobre todo de aficionados de la Premier, y se cambia de bando.
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