Si las estrellas son Ibai Llanos y el VAR...

Se va Messi y llega Emerson Royal. Se van Sergio Ramos y Varane, llega Alaba y regresa Vallejo. Que quieren que les cuente. Hay raciones de bravas que despiertan más expectativas. La lona electoral de Laporta en los alrededores del Bernabéu hoy no taparía un adosado en la aldea de los Pitufos. La Liga se ha descapitalizado y las preguntas se agolpan barnizadas de escepticismo. ¿Se creerá el Atlético su condición de favorito? ¿Superarán Madrid y Barça su aspecto de teloneros en Europa? ¿Habrá alternativas? Lo que hay es un fondo de inversión, guerras sordas entre clubes, conflictos con la patronal, deudas mareantes, sombras de tribunales, asambleas, la Superliga, el partido del viernes, el del lunes, cálculos de asistencia de público que son más complicados que la quiniela... si lo más cercano al fútbol que ofrece la Liga es el VAR mal vamos. Al hincha ya no sólo le aleja de los estadios la ola coronavírica de turno. El fútbol español ha dejado de ser un producto de entretenimiento para convertirse en un cuadrilátero en el que muchos gritan «tongo, tongo» y necesitan algo a lo que aferrarse.

La Eurocopa terminó siendo un oasis en el que un grupo de anónimos bajo el mando del caudillo Luis Enrique acabó conmoviendo a los aficionados. ¡Qué menos que pedir eso! La selección fue la prueba de que el personal quiere fútbol y emociones. La incógnita es qué fútbol están en condiciones de ofrecer los grandes, los pequeños y la clase media.

Tebas sale más en los papeles que las estrellas que nos quedan. Alguna hay. Pedri, Benzema, Griezmann, Bale, Hazard, Luis Suárez, Modric, Oblak, Courtois o Ter Stegen tienen que reclamar los focos. De lo contrario sólo nos quedarán Ibai Llanos, el VAR, las megacerchas del Bernabéu, las bravas...