El terror talibán
El drama de la selección femenina de fútbol de Afganistán: “huida o muerte”
Popal, pionera del futbol afgano refugiada en Dinamarca, les lanza un consejo: “Huyan, borren su historial en redes y escóndanse”.
Aquellas mujeres que se atrevieron a jugar futbol en Afganistán, viven horas de angustia ante la llegada de los talibanes al gobierno de ese país, tras la retirada de las tropas de Estados Unidos. Refugiada en Dinamarca, Khalida Popal, una de las primeras mujeres que tocó el balón en esas tierras de gobierno teocrático, escucha angustiada las voces de sus compatriotas que piden ayuda.
“Las jugadoras del equipo nacional femenil de Afganistán, a cuya formación contribuyó Popal, ahora temen por sus vidas porque los talibanes han recuperado el control del país después de dos décadas”.
Popal sólo alcanza a aconsejarles que huyan de sus casas, de los vecinos que saben que son pioneras del deporte, e intenten borrar su historial, en particular su activismo contra el Talibán, que ha comenzado a restablecer el Emirato Islámico de Afganistán.
“Las he alentado a que eliminen sus canales de redes sociales, fotos, que huyan y se escondan”, declaró Popal a AP en una entrevista telefónica desde Dinamarca.
“Me rompe el corazón debido a que todos estos años hemos trabajado para incrementar la visibilidad de las mujeres, y ahora le estoy diciendo a mis mujeres en Afganistán que se escondan y desaparezcan. Sus vidas están en peligro”.
Popal, una pionera obligada a huir
Popal, de 34 años, huyó de Kabul en 1996, cuando el régimen Talibán regresó a Afganistán, hace dos décadas. Entonces adolescente, vivió en un campamento de refugiados en Pakistán. Y, gracias a la protección de la comunidad internacional, Popal incentivó la lucha femenina por sus derechos.
“Mi generación tenía la esperanza de reconstruir al país, desarrollando las condiciones para la siguiente generación de mujeres y hombres. Entonces comencé con otras jóvenes, utilizando al futbol como instrumento para impulsar a las mujeres y niñas”.
En 2007 Popal formó parte de la primera selección afgana femenina hasta 2011, y se centró en coordinar al equipo como directora de la Asociación de Futbol de Afganistán. Pero las amenazas continuaron y eventualmente se vio obligada a huir de su país y buscar asilo en Dinamarca, en 2016. Desde ahí habla con angustia de sus compañeras que se atrevieron a jugar futbol y que están en riesgo de perder la vida ante el regreso de los talibanes.
Premiadas por su valentía
Si hay un adjetivo que defina a estas mujeres ese es sin duda “valientes” y eso las llevó al reconocimiento internacional. Las jugadoras de la selección femenina de Afganistánganaron el WFS Industry Awards 2019 a la Mejor Iniciativa de Fútbol Femenino presentada por Women in Football por su valiosa contribución a la lucha por los Derechos Humanos y contra la discriminación y el abuso sexual en su país.
Las jugadoras, dirigidas por la exfutbolista estadounidense Kelly Lindsey, crearon el hastag #Voice4voiceless para denunciar a través de las redes sociales el maltrato y los abusos sexuales que habían sufrido varias jugadoras por parte de algunos directivos de la Federación Afgana de Fútbol.
Esta campaña provocó la inhabilitación de por vida del presidente de la federación, Keramuddin Keram, y otros cuatro directivos. El jurado del premio destacó: “En un ambiente como el que vivían estas jugadoras, iniciativas así pueden tener una extraordinaria influencia y convertirse en un punto de inflexión para las niñas y mujeres que aman el fútbol en Afganistán. Además, demuestran por qué el fútbol ha sido y continuará siendo una valiosa herramienta de justicia social”.
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