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Fútbol y narcotráfico: diez historias que acabaron en asesinato

Jugadores, árbitros y dirigentes han muerto a manos de sicarios

Andrés Escobar, Álvaro Ortega, Pablo Escobar, Omar Cañas, Felipe Pérez, José Pablo Correa, Gustavo Upegui y Luis Raúl Rodríguez.
Andrés Escobar, Álvaro Ortega, Pablo Escobar, Omar Cañas, Felipe Pérez, José Pablo Correa, Gustavo Upegui y Luis Raúl Rodríguez.Archivo

La detención del exfutbolista colombiano Anthony Pitufo De Ávila ha devuelto al primer plano la peligrosa relación que mantienen el fútbol y el narcotráfico. De Ávila, de 58 años, antiguo internacional con su país y que disputó los Mundiales de 1994 y 1998, fue detenido en Nápoles por tráfico y producción de drogas. Llevaba desde 2004 en busca y captura y podría ser condenado a una pena de 12 años de cárcel por unos delitos que presuntamente cometió en 2001 en Nápoles y Génova.

Durante su carrera, De Ávila nunca escondió su proximidad con los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, capos del cartel de Cali y grandes rivales de Pablo Escobar, líder del cartel de Medellín. Si el Deportivo Independiente de Medellín (DIM) era propiedad de Escobar, el América de Cali fue controlado por los hermanos Orejuela, a los que se acusó de utilizar el club para lavar dinero procedente del narcotráfico.

Tan evidente era la relación entre el cartel de Cali y el América que el club fue incluido en la Lista Clinton, creada en la época en la que Bill Clinton fue presidente de Estados Unidos. La Lista Clinton era una lista negra de personas y empresas de todo el mundo que tenían relación con el dinero procedente del tráfico de drogas. Y allí estaba el nombre del América de Cali.

La relación del Pitufo De Ávila con el narcotráfico no ha acabado con su vida, pero el fútbol tiene una larga lista de muertes atribuidas a sicarios mandados por los grandes capos de la droga.

Andrés Escobar

El asesinato de Andrés Escobar, que en el momento de su muerte era central titular de la selección de Colombia, conmocionó a todo el país y es el que más repercusión mundial ha tenido de todos los cometidos por los narcos. Fue asesinado el 2 de julio de 1994, apenas diez días después de que marcara un gol en propia puerta en el partido que enfrentó a Colombia y Estados Unidos en el Mundial. Los norteamericanos vencieron por 2-1 y la selección colombiana quedó eliminada. El autogol de Escobar fue el primero del encuentro.

Escobar estaba en el aparcamiento de una discoteca en Medellín cuando fue increpado por los hermanos Juan Santiago y Pedro Gallón Henao. El chófer de los Gallón, Humberto Muñoz Castro, disparó contra Escobar, que fue alcanzado por seis balazos en un pulmón, en el estómago, cuello y antebrazo izquierdo.

Circularon varias teorías sobre los motivos que llevaron a estos narcos a matar a Escobar. Se manejó la hipótesis de que el autogol de Escobar provocó pérdidas millonarias en apuestas a los capos del narcotráfico. Otra teoría expuso que el dinero no tuvo nada que ver y simplemente lo mataron por haberse marcado ese gol y también se barajó la posibilidad de que Escobar solo fuera una víctima más del clima de violencia que se vivía en Colombia.

Apodado El Caballero del fútbol, Escobar publicó el 29 de junio una columna en el diario El Tiempo. La tituló La vida no termina aquí y terminaba así: “Hasta pronto, porque la vida no termina aquí”. Tres días después fue asesinado.

 

Álvaro Ortega

El 15 de noviembre de 1989, el árbitro Álvaro Ortega fue asesinado por orden de Pablo Escobar después de que Ortega hubiera anulado un gol a Deportivo Independiente de Medellín, el equipo del capo, contra América de Cali, que ganó 3-2. Este asesinato provocó que se cancelara el campeonato colombiano y ese año no hubo campeón.

“Ese día yo estaba al lado del patrón y América de Cali le ganó a Medellín con la mano del árbitro. Pablo quedó muy ofendido y ordenó a Chopo que buscara al árbitro Álvaro Ortega para matarlo”, relató Popeye, uno de los lugartenientes más cercanos a Escobar, en el documental Los dos Escobar.

Omar Cañas

Conocido como El Toro y La Fiera, Cañas destacó en Atlético Nacional y brilló en el Sudamericano sub-20 de 1988. También disputó con la selección colombiana el Mundial juvenil de 1989 en Arabia Saudí y los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92. Una lesión de la que le costó recuperarse y un accidente de moto en el que perdió un pie lo alejaron del fútbol y lo acercaron a las malas compañías en Medellín. Fue asesinado el 3 de febrero de 1993, con 23 años, junto a otras tres personas. Una de ellas era el hermano de un jefe de sicarios del cartel del Medellín. Los cuerpos estaban amordazados, atados de pies y manos, presentaban signos de tortura y recibieron numerosos disparos.

Felipe Pérez

Jugó en Atlético Nacional y Envigado y fue internacional juvenil con Colombia. Fue asesinado con ocho balazos en octubre de 1996. En junio había salido de la cárcel, donde había pasado tres años por colaborar con el cartel de Medellín. En su casa encontrados 20 uniformes camuflados, 158 cartuchos para fusil R-15 y MK2, pistola y escopeta, así como 43 proveedores para fusil AUG y elementos para la fabricación de explosivos. Tenía 29 años cuando murió.

Luis Raúl Rodríguez

El exfutbolista ecuatoriano de 24 años fue asesinado el 19 de junio de 2021. Había jugado en Emelec, uno de los grandes clubes del país, y estaba sin equipo desde 2017. Fue acribillado a balazos por tres individuos en el interior de su casa, donde la Policía encontró 12 kilos de cocaína y un arma de fuego. Rodríguez había sido detenido en 2019 por posesión de drogas y los investigadores policiales sostienen que se dedicaba al narcotráfico.

Guillermo Gómez Melgarejo

Fue asesinado en el 21 de junio de 1992 en un restaurante de Bogotá. En el momento de su muerte, Gómez Melgarejo, de 58 años, era vicepresidente de Millonarios, a cuya junta directiva se incorporó en 1981. Era considerado uno de los testaferros del verdadero dueño de Millonarios, el capo del narcotráfico Gonzalo Rodríguez Gacha, El mexicano, socio de Pablo Escobar.

Gustavo Upegui

Fue asesinado el 3 de julio de 2007 por sicarios que habrían actuado por orden del narco Daniel Mejía. Era propietario del Envigado y fue amigo personal de Pablo Escobar. El Envigado fue el club en el que empezó su carrera James Rodríguez.

José Pablo Correa Ramos

Fue asesinado el 18 de febrero de 1986. En el momento de su muerte era el dueño del Deportivo Independiente de Medellín, el club que había pertenecido a Pablo Escobar. Fue asesinado por unos sicarios en Medellín en lo que la Fiscalía calificó como “una venganza entre mafiosos”. Héctor Mesa, socio de Correa y que llegó a presidir el club, también fue asesinado por la mafia del narcotráfico.

José Manuel Cruz Aguirre

Propietario del Deportes Tolima y primo del narco Ignacio Aguirre, apodado El Coronel, fue asesinado por unos sicarios en los años 80. Se decía que pagaba todos los fichajes del equipo con dinero en efectivo. Su muerte se achacó a la rivalidad entre organizaciones de narcotraficantes.

Octavio Piedrahíta

El propietario del Deportivo Pereira fue asesinado por unos sicarios en Medellín el 8 de junio de 1988. Estados Unidos le había acusado de lavar dinero del narcotráfico y el diario Miami Herald le señaló como el “encargado de organizar a los sicarios que asesinaron al ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla” quien en 1983 denunció los nexos de los narcos con el fútbol.