Fútbol
Barcelona - Alavés (1-1): Con Sergi, tampoco
El equipo azulgrana se deja empatar un golazo de Memphis y después, no le da para ganar el encuentro
Con Koeman o con Sergi en el banquillo, el Barcelona no la sabe meter y el partido contra el Alavés fue otra demostración de impotencia: un empate que le sabe a derrota. Llegaba a la zona caliente y se nublaba. Se le ven las intenciones, las maneras, el intento de juego, pero no fructifica en ocasiones claras. Sergi, con apenas dos entrenamientos y dos charlas con el equipo, decidió no tocar demasiado respecto a la último que hizo Koeman antes de irse, y el resultado empezó siendo parecido: falta de profundidad y de mordiente. El problema quizá es que el equipo carece de este tipo de futbolistas y por eso no rompe. Le faltan recursos. Se defendió bien el Alavés y apenas sufrió hasta el tramo final. Tampoco fue capaz de atacar en exceso y sólo Edgar en un cabezazo tras una falta lateral se acercó al gol en la primera parte.
El Barcelona no lograba generarse las oportunidades a través del juego, pero sí encontró una clara en las acciones a balón parado. El córner rematado por Eric García fue resuelto por una parada de Sivera, muy ágil porque la pelota iba muy abajo. Quien cubría al defensa azulgrana era Ximo Navarro, que tuvo que abandonar el campo porque un rato antes notó que la rodilla le falló y estaban jugando medio cojo. No fue la única desgracia de la primera parte, que tampoco pudo terminar Agüero: el argentino se echó la mano a la garganta y se tumbó en el suelo, mareado. Acabó en el hospital, pero por protocolo. Entró Coutinho por él. Los únicos barcelonistas que había en el campo que no han pasado por la cantera del club eran los tres atacantes y el portero Ter Stegen. Esa idea de juego de La Masia se nota, pero sin el punto extra para acelerar al final. No engancha este equipo ni a sus aficionados: apenas 37.000 acudieron al Camp Nou.
El Barcelona terminó encontrando el gol en un disparo desde fuera del área perfectamente ejecutado por Memphis. El tiro fue impecable e imparable, pero este Barcelona no tiene solución. Cuando había hecho lo que parecía más difícil, en tres minutos todo volvió a donde estaba. Rioja se atrevió a encarar a toda la defensa, se apoyó en Joselu y el delantero le dio continuidad de forma brillante: toquecito y taconazo para que su compañero regateara a Ter Stegen y empatara. De golazo a golazo. Tanto se ha hablado en el Camp Nou últimamente de que «claro, si hubiéramos marcado primero...», pero ayer se demostró que eso no es garantía de nada.
Entró el partido en otra dimensión con el intercambio de dianas. Al Barcelona ya le tenían que entrar las prisas y rozó el segundo tras una gran acción de Gavi que Memphis envió al palo con un remate por encima del portero. El neerlandés también desaprovechó el pase sobre la defensa a lo Laudrup de Nico. Se estaban enchufando los dos interiores, los más jóvenes sobre el césped. Fueron unos buenos minutos que se iban apagando y entonces Sergi decidió ser intervencionista porque mandó a Riqui Puig, el olvidado de Koeman, al césped. También se fue con él Piqué, lesionado. Las desgracias parece que nunca llegan solas. Después jugaron más canteranos: Adbe, que debutaba, y Balde. Muy descarados los dos en el regate. Con toda la chavalería buscaba el conjunto azulgrana el segundo gol ante un Alavés que ya se tiró para atrás y buscaba alguna salida rápida para Rioja, que creaba pánico. Le pusieron ganas los chicos, pero con eso no bastó. Se hunde el Barça a la espera de que llegue Xavi y haga un milagro.
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