Fútbol
El día que la FIFA ignoró a los campeones del mundo
En la primera edición del Balón de Oro unificado, los rectores del fútbol premiaron a Messi por delante de los españoles
El año 2021 ha dejado un hito en la historia del fútbol español. Más de seis decenios después de Luis Suárez (1960), la jugadora del Barcelona Alexia Putellas se convertía en la segunda española en ganar el Balón de Oro. En el palmarés de este trofeo instaurado en 1957, figura en dos ocasiones con la bandera rojigualda el bonaerense Alfredo di Stéfano, nacionalizado igual que lo está Messi desde 2005… sin que nadie ose atribuirle a España ninguno de los seis entorchados del crack del PSG. Quien, en 2010, fue proclamado en Zúrich mejor jugador del mundo en una edición tan histórica como polémica.
La Copa de Europa fue un invento del diario «L’Équipe» y la revista «France Football», entonces su competidora y hoy perteneciente al mismo grupo empresarial, quiso sumarse a la fiebre europeísta que ardía mediados los cincuenta para premiar anualmente al mejor futbolista del Viejo Continente. A partir de 1995, cuando ganó el liberiano George Weah, el rango se amplió a jugadores que actuasen en equipos europeos y la Ley Bosman, de ese mismo año, hizo el resto: absolutamente nadie que contase en el mundo del balompié militaba en clubes de otras latitudes. Esto descafeinaba por completo el galardón FIFA World Player, instaurado en 1992, así que el organismo rector decidió asociarse con el semanario galo para, como se diría en el argot boxístico, aunar cinturones.
(Un inciso: la asociación duró seis años, hasta 2015, cuando FIFA decidió volver a ir por libre con sus premios «The Best» que… vuelven a no tener el menor interés.)
La elección de 2010 fue la primera en la que los votos de los corresponsales de «France Football» quedarían ponderados por los de los entrenadores y los capitanes de los dos centenares de selecciones nacionales afiliadas a FIFA. No es que el criterio fuera ahora mejor o peor, pero sí es evidente que era distinto al de ediciones anteriores cuando, en año de Mundial, siempre había sido distinguido la estrella del país campeón (si el reglamento lo permitía) con la excepción de 1974, cuando Cruyff precedió a Beckenbauer. La primera controversia estaba servida porque en un equipo tan coral como aquella España, ¿quién era la figura?
Resultaba evidente que el elegido debía ser un futbolista del Barcelona, pese al tropiezo en la semifinal de la Champions de aquella temporada, y en concreto uno de los dos centrocampistas que elevaron el tiki taka a la categoría de arte, Xavi Hernández o Andrés Iniesta. Pues fue justamente la duplicidad de opciones la que terminó dándole a su compañero de equipo Leo Messi su segundo Balón de Oro, ya que los tres primeros clasificados quedaron separados por muy pocos votos y estaba claro que quienes se decantaron por alguno de los dos españoles pensaban lo mismo: que alguno de los bajitos de España merecía el Balón de Oro. Igualito que cuando en unas elecciones generales, fue elegido por la circunscripción de Ceuta un diputado socialista pese a que PP y Vox sumaban tres cuartas partes de las papeletas...
Leo Messi venció con el 22,65% de los votos totales, seguido por Iniesta (17,36%) y Xavi (16,48%), en lo que fue la elección más reñida en las seis ediciones conjuntas en las que se entregó el FIFA Balón de Oro. La concesión de un premio a Messi, y mucho más en aquellos años en los que estaba en la cumbre, siempre estaba justificada. Algún comentarista llegó a escribir que el crack rosarino era el mejor jugador del mundo y que el segundo mejor era... «Messi cuando está lesionado». Bueno, no es más que una boutade, pero es verdad que será complicado que aparezca un talento de esa magnitud en las próximas dos generaciones. Los españoles tuvieron que dar por buenos los puestos de podio que repitieron en años siguientes emulando a Amancio, Butragueño, Raúl y Fernando Torres.
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