Fútbol

Pedri juega al fútbol en Matrix y lleva al Barcelona al segundo puesto (1-0)

Un gol del canario, que desparramó rivales por el césped antes de disparar, decidió el partido contra el Sevilla

Aubameyang reclamó un penalti de Koundé
Aubameyang reclamó un penalti de KoundéAlejandro GarcíaAgencia EFE

El Barcelona tiene un nuevo ídolo. Indiscutible. Es Pedri, el canario que por momentos parece que juega al fútbol dentro de Matrix, la realidad alternativa inventada por los hermanos (ahora hermanas) Wachowski en su película, donde quien lo dominaba, el elegido, podía alterar las leyes del tiempo y el movimiento. El elegido en el Camp Nou es Pedri. El centrocampista azulgrana lo volvió a hacer. De nuevo atrapó un balón al borde del área y todo parecía moverse demasiado lento a su alrededor. Hizo un primer engaño para dejar atrás a Rakitic, pisó el balón con la izquierda y ya lo tenía en la pierna buena. Pero todavía amagó otra vez para tirar al suelo a Diego Carlos. Ya había hueco. Chutó cruzado y Bono, que hasta ese momento había hecho varias paradas de mérito, no pudo llegar pese a la estirada. Se volvieron locos él, su equipo y su entrenador, Xavi: «Hostia puta, hostia puta», gritaba. Celebró ese tanto como pocos esta temporada.

Porque finalmente esa genialidad de Pedri sirvió para que su equipo derrotara al Sevilla, que se lo estaba poniendo muy difícil y que había contenido al Barcelona en la primera parte, hasta que al final el hombre del partido y Dembélé se desataron y asediaran de verdad la portería de Bono. El guardameta detuvo el tiro de Aubameyang y otros dos centros se quedaron en casi, en el típico «uy» en las gradas cuando el delantero va a rematar al estar ya solo, pero lo hace de forma un poco forzada y no llega. Ese final de primera mitad trajo ocasiones, lo único que estaba faltando en un encuentro muy disputado, táctico, con los dos equipos habiéndose estudiado muy bien. El Sevilla sabía salir de la presión del Barcelona, que es uno de los mejores recursos que tiene su rival, pero le costaba tener profundidad y asustar a Ter Stegen. El conjunto local, en la elaboración, chocaba con un muro y después, como no recuperaba rápido el esférico, tenía que correr para atrás y dejaba espacios. Había mucha igualdad y las oportunidades de los catalanes justo antes del descanso tampoco sirvieron para desequilibrar el marcador.

Había mucho en juego y por eso tanto Lopetegui como Xavi sacaron a los equipos más reconocibles, con las dificultades extra de las bajas de los hispalenses, una constante durante todo el curso. Iban cambiando las sensaciones por momentos. El arranque de la segunda parte fue como la continuación del final de la primera, pero se sacudió el Sevilla el dominio y apretó. Corría Navas y temblaba el Barça. Peleaba Ocampos y sólo su mal disparo arruinaba una buena ocasión. Eran minutos para ellos, pero después volvían a dominar los chicos de Xavi, cuando Pedri tomaba el mando. No sólo marcó, además movió al equipo de maravilla. Él aporta la idea y Dembélé el desborde. Piqué se encontró con el larguero en una acción a balón parado y poco después llegó la magia del canario.

Pero el Sevilla no se había rendido todavía. Es un equipo que nunca lo hace y en el tramo final se abrió para llevar el choque a un ida y vuelta que casi le sale bien, porque Augustinsson rozó el empate, únicamente detenido por una acción felina de Ter Stegen. Después de ese susto, Gavi, que había entrado, demostró su inteligencia, paró las revoluciones y empezó a defender con la pelota.

El Barcelona ya es segundo. Ya está, se puede decir, donde le corresponde. Su labor es seguir apretando por si el Real Madrid fallara.