Fútbol

Así es el millonario saudí que ha llevado al Almería a Primera División

Turki Al-Sheikh compró el club en agosto de 2019 y a la tercera ha conseguido el ascenso a laLiga Santander. Prometió 150 millones en fichajes al llegar a la élite

El dueño del Almería, Turki Al-Shaikh
El dueño del Almería, Turki Al-ShaikhServicio Ilustrado (Automático)EL DUEÑO DEL ALMERÍA, TURKI AL-S

¿Tendrá traducción al árabe el refrán castellano de «a la tercera va la vencida»? Porque son las intentonas de subir a Primera que ha necesitado el Almería, feliz recién ascendido, para llegar a la élite de la mano de Turki bin Abdulmohsen bin Abdul Latif Al-Sheikh, su propietario desde el verano de 2019. Un gol encajado por el Eibar en el descuento de su partido de la última jornada en el campo del desahuciado Alcorcón selló hace dos semanas el ascenso del conjunto andaluz, líder destacado durante casi toda la Liga y cuya tendencia al autosabotaje estaba a punto de culminar con un, con otro, sonoro fracaso.

Turki Al-Sheikh, tal es su nombre apocopado, es multimillonario saudí que no escondió a su llegada a la ciudad del oriente andaluz cuál era su propósito en el fútbol español: «Subir a Primera e invertir 150 millones de euros en fichajes para competir con los mejores». La primera mitad del camino ha sido ardua, pues perdió dos semifinales de promoción contra el Girona en sus dos primeras temporadas, dándose la circunstancia además de que el conjunto gerundense perdió las dos finales –y este fin de semana inicia otra contra el Tenerife–.

En sus primeras dos campañas, el cortesano saudita gastó como se espera de un millonario árabe: sin ton ni son. Más de cincuenta millones de euros –una enormidad en Segunda– en una miríada de futbolistas ignotos entre los que sólo destacaron los delanteros Darwin Núñez (traspasado al Benfica) y Umar Sadiq (que permanece en la plantilla y marca diferencias en la categoría de plata). Entre agosto de 2019 y abril de 2021, cinco entrenadores se sucedieron en un banquillo eléctrico, incluida la extravagante apuesta por Guti, hasta que echó mano de Joan Francesc Ferrer.

El conocido como Rubi, que venía de fracasar en el Betis pero que acreditaba éxitos en la entreplanta de Primera a Segunda, no pudo sobrevivir a la promoción pero logró armar un equipo sin fichajes estelares, a base de cedidos, agentes libres y alguna apuesta de coste contenido, como la compra por tres millones de Manu Morlanes, promesa del Villarreal. Como suele suceder a menudo en el fútbol –y con más frecuencia en una división tan endemoniada como la Segunda–, los hombres funcionaron mejor que los nombres y el equipo almeriense regresó a Primera siete años después de su último descenso.

Es ahora, por consiguiente, cuando los focos nacionales apuntan a Turki Al-Sheikh, el magnate que pagó de su bolsillo muchas de las vacunas contra el covid-19 que se dispensaron en Almería durante la pandemia. Y no sorprenderá saber, a la vista del idilio que la Federación Española de Fútbol vive con el reino de los Saoud, que su implicación en la disputa de la Supercopa de España en su país natal es total a través de la Autoridad General de Entretenimiento –la institución que organiza todo tipo de eventos deportivos en el desierto– que él preside.

Por parafrasear en su mismo idioma a «Rubi» y «Geri», el presidente del Almería es el que pone los «palos» –millones de euros– que su homólogo de la Real Federación Española de Fútbol reparte muuuuuuy desigualmente entre los participantes tras comisionar con generosidad al capitán de uno de ellos. ¿Qué pasará si el árbitro perjudica a uno de los principales financiadores de la Federación Española? Ojú.