Opinión

Halloween, Ancelotti y el VAR

Cuesta tanto imaginar al técnico italiano sin mascar chicle como con los cables cruzados, pero lo que a estas alturas no logre el videoarbitraje...

Carlo Ancelotti, en el partido ante el Girona
Carlo Ancelotti, en el partido ante el GironaSERGIO PEREZAgencia EFE

Mi hija lleva preguntando por Halloween desde que se quitó el disfraz y el maquillaje del año pasado. El marketing y su bombardeo se pasan por el forro casi todas las tradiciones. No ha habido más que darse una vuelta por el Foro para asumir una realidad de calabazas y esqueletos que traumatizarían a Tim Burton. Había más cola en la Casa de México para ver una exposición del Día de Muertos que en Doña Manolita. Es el espíritu de un puente que algunos disfrutan y que está marcado por una mezcolanza muy de paella con chorizo. Camisetas de tirantes, terrazas más cerca del aire acondicionado que de la calefacción, mucho helado, poco cocido, luces de Navidad que ya asoman apagadas y forasteros a los que se distingue por un indisimulado entusiasmo delante de un bocata de calamares. Madrid, pese a lo que digan algunos, está disfrutón.

Ese espíritu contrasta con el del fútbol español en este otoño de Champions precipitada, Mundial qatarí a la vista y eclecticismo climático. Una Liga de Campeones revirada sólo ha respetado a su «Big Kahuna» y gracias. Las palancas, el Cholo Simeone y el Sevilla no han dado la talla. El escudo del campeón sí y el 7 de noviembre será el único superviviente español en el sorteo de octavos que nos teletransportará por unos minutos a 2023. Al Madrid le queda un desafío menor: certificar el primer puesto ante el Celtic, uno de esos clubes en los que pesa más su hinchada que su fútbol. La eliminación de Barça, Atlético y Sevilla nos van a dejar demasiados jueves sin libranzas. Los juernes murieron hace tiempo y esta Europa League no hará más que enterrarlos.

Como hizo el VAR en el Bernabéu con la paciencia de Ancelotti. Cuesta tanto imaginar al técnico italiano sin mascar chicle como con los cables cruzados y al borde de un ataque de nervios, pero lo que a estas alturas no logre el videoarbitraje...