Investigación

¿Por qué llaman a la ELA la “enfermedad del futbolista”?

La misteriosa relación entre la Esclerosis Lateral Amiotrófica y la práctica del fútbol sigue siendo objeto de investigación. Muchos futbolistas han muerto víctima de esta enfermedad sin cura.

24 August 2022, Spain, Barcelona: Spanish football manager Juan Carlos Unzue pictured prior to the start of the friendly match to raise funds for ELA between FC Barcelona and Manchester City at Camp Nou. Photo: Gerard Franco/DAX via ZUMA Press Wire/dpa Gerard Franco/DAX via ZUMA Press / DPA 24/08/2022 ONLY FOR USE IN SPAIN
24 August 2022, Spain, Barcelona: Spanish football manager Juan Carlos Unzue pictured prior to the start of the friendly match to raise funds for ELA between FC Barcelona and Manchester City at Camp Nou. Photo: Gerard Franco/DAX via ZUMA Press Wire/dpa Gerard Franco/DAX via ZUMA Press / DPA 24/08/2022 ONLY FOR USE IN SPAINDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

La ELA ha marcado demasiados goles al fútbol a lo largo de su historia. El caso más conocido en nuestro país es sin duda el del ex portero Juan Carlos Unzué, que ha dado una gran visibilidad a la enfermedad a través de su libro “Juan Carlos Unzué. Una vida plena”. El periodista deportivo y futbolista madrileño, Carlos Matallanas es otros de los ejemplos de la lucha contra una enfermedad silenciosa que ha acabado con la vida de muchos deportistas a lo largo de los años. Hoy, otro grande se ha sumado a la lista: el mítico portero del Real Madrid Miguel Ángel.

Ex portero internacional del Real Madrid en la década de los años 70 y 80, anunció este sábado a EFE que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad del sistema nervioso central, y a partir de ahora expresó que apoyará el movimiento global que lucha por encontrar la cura o detención del proceso degenerativo, a través de la investigación.

Disputó 18 temporadas en el Real Madrid (1968/1986), jugó 346 partidos con su equipo, ganó 8 Ligas, 5 Copas de España, 2 Copas de la UEFA y una Copa de la Liga. Ahora su rival es otro.

Esta enfermedad degenerativa de origen incierto y sin cura termina causando parálisis total en quien la padece, apresando a un cerebro que permanece activo. La ELA ha afectado a un buen número de deportistas, en especial futbolistas del Calcio italiano, donde más de 40 futbolistas que han sucumbido a esta enfermedad.

El extraño caso del Calcio

Estudios científicos en el país transalpino, el último en 2019 por el Instituto Mario Negri de Milán, han intentado hallar una explicación a este peculiar fenómeno, pero sin pruebas concluyentes. Un ensayo epidemiológico realizado con futbolistas que jugaron en la Serie A y B entre 1970 y 2001 demostró que la frecuencia de ELA era significativamente más alta (cerca de 6,5 veces) que entre la población general. Los porqués, un auténtico enigma, un misterio por resolver, aunque hay varias hipótesis compartidas por los expertos.

Para el estudio, los científicos revisaron los cromos de fútbol de unos 25.000 jugadores de fútbol profesional masculinos que jugaron en Italia de 1959 a 2000. Los cromos estaban guardados en un archivo de un importante editor italiano de cromos. Los investigadores registraron la fecha de nacimiento y el lugar de nacimiento de cada jugador, así como su posición en el fútbol y su historial de juego con el equipo. Usaron informes de noticias para determinar qué jugadores desarrollaron ELA.

Los investigadores encontraron que 33 jugadores de fútbol desarrollaron ELA, o un promedio de 3,2 casos por cada 100.000 personas cada año. La tasa de ELA en la población general, calculada a partir de un registro de población italiano, habría dado como resultado 18 casos esperados de ELA, o un promedio de 1,7 casos por 100.000 personas al año.

A más años de profesional, mayor riesgo

La diferencia se tradujo en que los jugadores de fútbol tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar ELA. Al mirar solo a jugadores de fútbol de 45 años o menos, la tasa de desarrollar esta patología fue 4,7 veces mayor que para las personas de la población general. La edad promedio de desarrollo de este trastorno neurológico entre los jugadores de fútbol fue de 43 años en comparación con los 63 años para la población general.

Un segundo estudio realizado por la Universidad de Turín reveló además que cuanto más tiempo jugaba un deportista, mayor era el riesgo de contraer ELA. Incluso se estableció que había 6.5 veces más futbolistas afectados por la ELA en proporción al resto de la población

Hay diversas teorías que intentan explicarla: el ejercicio intenso, los pesticidas utilizados en el césped de los campos de fútbol, golpes o remates de cabeza son algunas de las explicaciones. Otra, que parece la más viable, es el abuso de antiinflamatorios. Por último tenemos la teoría más oscura y de la que menos se quiere hablar, el uso del doping.

A lo largo de la historia numerosos deportistas de élite han tenido que lidiar con ella como el neerlandés Fernando Riksen, el polaco Krzysztof Mowak o los británicos Don Revie y Willie Maddren o el eterno capitán de Génova, GianlucaSignorini.

Mientras las investigaciones continúan, enfermos como Juan Carlos Unzúe, mantienen la esperanza de muchos afectados y sus familias con un ejemplo de vida y superación admirables. Su discurso hace unos meses en el vestuario del Osasuna es oro puro y como él mismo afirma en una entrevista en La Razón:“La ELA te limita pero me impide sentir”.

Síntomas de la ELA

Los signos y síntomas de esta enfermedad varían mucho de una persona a otra, según qué neuronas estén afectadas. Algunos de los más comunes son:
  • Dificultad para caminar o realizar actividades diarias normales
  • Tropezones y caídas
  • Debilidad en las piernas, los pies o los tobillos
  • Debilidad o torpeza en las manos
  • Dificultad para hablar o problemas para tragar
  • Calambres musculares y espasmos en brazos, hombros y lengua
  • Llanto, risa o bostezos inapropiados
  • Cambios cognitivos y de comportamiento
La ELA con frecuencia comienza en las manos, los pies o las extremidades y luego se extiende a otras partes del cuerpo. A medida que la enfermedad avanza y las células nerviosas se destruyen, los músculos se debilitan. Esto eventualmente afecta la masticación, la deglución, el habla y la respiración.