Copa del Rey

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Villa siempre está (5-0)

David Villa, celebra el tanto con sus compañeros de equipo
David Villa, celebra el tanto con sus compañeros de equipolarazon

No estaba Messi, que esperaba impaciente en el banquillo el momento de saltar al césped. Medio incorporado, preparado para iniciar la carrera, el argentino se comía las ganas de participar en un encuentro muy poco apetecible para casi todos. No estaba el mejor jugador del mundo, pero estaba Villa. Son dos maneras diferentes de marcar goles, muchos. Exagerada la de Leo. Constante la de David.

Lo que les diferencia es que a Villa le mueve el gol, es su único argumento, su única pasión futbolera. Nació para marcar y a eso dedica su tiempo. La pasión de Messi, sin embargo, es la pelota, la quiere en todos los sitios del campo. Villa sólo la quiere en la portería contraria. Aunque en ocasiones se permita cosas como las de ayer en su primer gol. Marcó un gol que hubiera firmado Iniesta o, años antes, Emilio Butragueño. Pegado a la línea de fondo, regateó al defensa cambiándose la pelota de pie. Después, un toque suave para superar al portero. En el siguiente tanto modificó el estilo. Fue un disparo seco que golpeó en el poste. Pero con el mismo resultado, el que él siempre espera, el gol. Era un buen día para Villa, cansado de ser suplente, pero terminó retirándose antes de tiempo quejándose de un dolor en la parte trasera del muslo. Alexis no se lesionó, aunque estuvo a punto. El chileno no tiene suerte. En año y medio en Barcelona no ha demostrado casi nada de lo que hizo que Guardiola se fijara en él. Y donde menos suerte tiene es con la portería, aunque ayer acertara dos veces.

El Córdoba había llegado derrotado al Camp Nou, consciente de que la eliminatoria estaba perdida. Un enemigo batido es el terreno ideal para que Thiago se divierta. Mandó el hijo de Mazinho en el centro del campo, manejó al equipo y marcó el primer gol del partido. Además, estuvo a punto de marcar otro, el que hubiera sido el quinto de su equipo. El disparo se le marchó por encima del larguero. Lo terminó marcando Alexis de rebote después de resbalarse en la jugada anterior con el portero ya batido.