Athletic de Bilbao
Athlétic 2-Barça 2: Alirón aplazado
Leo Messi se empeñó en poder cantar el alirón a la primera oportunidad, al menos cumplir la parte que correspondía al Barça, pero Ander Herrera le negó al argentino y a su equipo esa posibilidad. Su gol en el último minuto frustró la gran reacción del equipo azulgrana una vez que su estrella estuvo en el campo. De nuevo la presencia de Messi espoleó a sus compañeros. Comenzó en el banquillo y el Barça no jugó del todo mal, pero tampoco del todo bien. Se quedó en ese medio camino que no le lleva a ningún lado. El Athletic se había adelantado con un tanto de Susaeta después de una gran acción de Aduriz, que se deshizo de Piqué para regalarle el tanto. La intensidad de los rojiblancos tenía recompensa y aunque el Barcelona fue de menos a más, ni mucho menos avasallaba. Alexis se encontró con el poste y en la meta de Valdés Aduriz desaprovechó un cabezazo. Pero cuando el «10» sustituyó a Xavi pareció que sus compañeros tomaron la pócima de Asterix y Obelix. Pasaron de trotar a volar. Donde antes eran superados, ahora dominaban. La presión del Athletic ya no era eficaz y el balón pareció contagiarse de la energía de los azulgrana. Messi no sólo levantó la moral de sus compañeros con su presencia, también lo hizo con sus goles. Quiso ganar la Liga con uno de sus mejores goles del curso. Y lleva 44. Primero se dio una carrera para demostrar que no está lesionado. Contra el Bayern no estuvo bien, en gran medida por el gran trabajo de los alemanes. Susaeta puede dar fe de la velocidad de Messi con el balón en los pies. La acción acabó en un remate de Pedro. Poco después, Leo «agarró» un centro de Thiago y empezó el festival. Primero una arrancada, un parón y un regate tras otro sólo moviendo el cuerpo. En estático, en seco, amagaba a un lado y salía por el otro. Por su alrededor estaban San José, Gurpegui, Ander Herrera... Todos se quedaron atrás hasta que el argentino remató suave con la zurda.
Un tanto para honrar el último partido del Barça en la Catedral, al que siguió, sólo dos minutos después, otro de Alexis después de recoger casi en el área pequeña un cabezazo de Messi. Hasta en ese gol intervino el «10», tras una acción que comenzó Piqué con un pase en profundidad y continuó con un centro de Alves desde la banda. El encuentro había dado la vuelta y el líder encontró los espacios que antes no tenía. Pudo sentenciar en un par de llegadas de Pedro, Alexis y Alba, y dejó de sufrir atrás, con un buen trabajo del discutido Song, que se incrustó entre los centrales y rebañó muchos balones. Pero el encuentro estaba en un suspiro y el Barcelona no es un valor seguro en defensa en casi ningún aspecto, y menos en los balones por alto. El último de ellos, en el último minuto, lo resolvió Ander Herrera con un zurdazo que interrumpió la alegría del Barcelona. La Liga no se le puede escapar, pero deberá ser en otra jornada. No cumplió su parte de vencer en San Mamés y el Madrid sí ganó en el Calderón, por lo que ni un triunfo el domingo ante el Betis le asegura lograr el título. Vuelve a depender de que el conjunto de Mourinho no venza. Pero antes de todo eso está el duelo europeo de vuelta con el Bayern. Un milagro es poco para definir lo que necesita el equipo de Vilanova si pretende dar la vuelta al 4-0. La exhibición de Messi ayer da una mínima esperanza.