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El VAR ratifica la victoria del Barça en San Mamés (0-1)

El equipo azulgrana aguanta la ventaja de nueve puntos antes del Clásico gracias a un gol que validó la tecnología, que después anuló otro al Athletic Club

BILBAO, 12/03/2023.- El delantero brasileño del FC Barcelona, Raphinha, celebra el primer gol del equipo barcelonista durante el encuentro correspondiente a la jornada 25 de primera división que disputan hoy domingo frente al Athletic Club en el estadio de San Mamés, en Bilbao. EFE / Javier Zorrilla.
ATHLETIC CLUB / FC BARCELONAJavier ZorrillaAgencia EFE

En la semana del «caso Negreira», más protagonismo arbitral en un partido del Barcelona, que se llevó un triunfo que era vital para ellos con dos intervenciones decisivas del VAR. La primera, dando por bueno el gol que anotó Raphinha justo antes del descanso, que Gil Manzano no validó en un principio por un fuera de juego que no era. Y casi al final, anulando el tanto que había conseguido a la contra Iñaki Williams por una mano de Muniain en el comienzo de la jugada. San Mamés ardió con esta última decisión, el Athletic Club lo siguió intentando en el añadido y tuvo el empate en varias ocasiones, clarísimas, que el conjunto azulgrana defendió bajo la misma línea de gol. El resultado ya no se movió y el Barcelona llega con nueve puntos de ventaja al Clásico del próximo domingo. Se quejaron los futbolistas del Athletic Club y los azulgrana dijeron que para eso está el VAR, para ayudar en lo que no se vea.

Cuando la primera parte estaba a punto de finalizar, Busquets encontró un hueco por el que se había colado Raphinha, entrando como de puntillas, como para que no se dieran cuenta de que estaba ahí. El brasileño controló el balón y remató con la derecha cruzado. No pudo celebrar mucho su acierto porque fue anulado por fuera de juego, hasta que la rectificación del VAR cambió la decisión. Era gol legal justo antes del descanso en un partido muy igualado y de mucha intensidad. No puede ser de otra manera en San Mamés por el entusiasmo del Athletic Club, empujado por su afición. Salió a morder el equipo de Valverde y le funcionó, porque el balón parecía arder en los pies de los jugadores del Barcelona. En realidad, pasaba algo similar en ambas direcciones y la pelota no duraba demasiado en poder de ninguno de los dos. Era muy complicado tener una posesión larga. El duelo se movía entre las pérdidas de unos y otros, con poca presencia en las áreas. La tuvo Lewandowski primero tras un pase filtrado por De Jong, pero se le fue demasiado el control y Agirrezabala estuvo rapidísimo para taparle el hueco. Y la tuvo especialmente Raúl García en un córner que remató al larguero.

Era un escenario más favorable a los intereses del Athletic Club, que lo intentaba con las carreras de Iñaki Williams. Ter Stegen tuvo que parar un disparo suyo abajo y dudó Koundé en un par de ocasiones que pudieron costar un disgusto a su equipo.

Pero poco a poco se fue haciendo con el dominio el conjunto azulgrana, que al final de la primera mitad ya sí dispuso de un par de jugadas largas y mascadas. El dominio fue mayor al volver de los vestuarios, pese a que comenzaron los mismos hombres. De repente, el Barcelona empezó a encontrar mejor las líneas de pase, especialmente a Gavi, que se situaba entre líneas y podía recibir y girarse. Firmó una segunda parte el canterano de nivel, con la pelea habitual en la que se jugó varias veces la cabeza, literalmente. El único pero es que a veces se empeñó en buscar que le hicieran falta en lugar de en continuar la acción y Gil Manzano dejaba jugar.

Tuvo media hora de confort el conjunto azulgrana, cómodo con la pelota y con espacios para avanzar. Le faltó colmillo, buscar más goles y dejar así el encuentro listo. En las llegadas por la izquierda a Balde le sobra fuerza, pero no tuvo claridad. Esa falta de ambición o de pegada suele pagarse en San Mamés. No iba a aguantar así todo el segundo tiempo y Valverde comenzó a mover el banquillo. Con Muniain encontró el Athletic Club más calidad por el suelo y menos fútbol directo. El Barcelona dejó el encuentro vivo y eso le condenó a otro final agónico, como en los últimos tiempos, en los que tiene que defender su área con todo y a veces encomendarse a Ter Stegen. El pistoletazo de salida para el conjunto local fue un tiro al palo de Berenguer. Se metió el líder muy atrás, aunque el gol de Iñaki Williams llegó en una contra perfecta. Se tardó en tomar la decisión de anularlo y hubo siete de añadido, en los que sólo un milagro mantuvo de pie al Barça en una acción de Iñaki Williams que no remató primero Nico, que sí lo hizo Yuri pero Koundé despejó cuando iba para adentro, y que Zarraga remachó con una volea que Marcos Alonso sacó en la línea.