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Calamidad arbitral en el Celta-Atlético

La mano de Llorente fue penalti y la de Lucas Vázquez no. ¡Basta ya! Los árbitros son rematadamente malos

Munuera Montero durante el polémico Celta - Atlético
Munuera Montero durante el polémico Celta - Atléticolavandeira jrEFE

El Atlético comenzó la Liga con victoria en un partido trampa. Sólo tres titulares habían completado la pretemporada. Es un argumento suficiente para aceptar el juego desplegado por el equipo, que se llevó los tres puntos de Vigo gracias a dos zarpazos de un Correa que está de dulce. Terminaron los del Cholo sufriendo en exceso en un partido que llegó a los 101 minutos. Hay que dar margen para que el grupo vaya cogiendo la forma, pero la imagen del equipo después del parón de selecciones debería ser radicalmente diferente.

Lo preocupante hoy no es el juego. En el año cero después de Messi son los árbitros quienes siguen haciendo de las suyas. Gil Manzano abrió la lata influyendo directamente en el resultado del Valencia-Getafe inaugural, pero el destino es tan caprichoso, que días después de escuchar a Velasco Carballo explicar lo bien que iban a saber llevar el tema de las manos esta temporada, bastaron 18 horas de diferencia y dos colores de camiseta diferentes, para que la mano de Marcos Llorente fuera penalti y la de Lucas Vázquez no.

¡Basta ya! Son rematadamente malos. Calamitosos. No saben ni ver en una televisión una agresión de Iago Aspas a Hermoso que se fue al limbo, pero lo peor es que vuelven a pitar lo que les da la real gana. Un año más parece que nos van a volver a estafar los mismos y nadie hace nada por evitarlo.