El Atlético, un mal estudiante

Un optimista podría decir que el Atlético esta muy vivo en Champions, con posibilidades de clasificarse para semifinales si remonta un resultado corto en casa. La actual posición en la Liga le permite conseguir el objetivo para el año que viene y depende de sí mismo para conseguirlo.

El pesimista, además de estar dolido por haber dejado de competir desde noviembre en una Liga que, por plantilla y entrenador, podría haber llegado a ganar, se echa las manos a la cabeza viendo los partidos de su equipo y las sensaciones que transmite. El encuentro frente al Mallorca, como tantos otros, solo hubiera sido defendible desde el resultado. Si no se gana, como fue el caso, el partido no hay por donde cogerlo.

La propuesta futbolística es pobre, sin intención alguna de generar fútbol a partir de la posesión de la pelota, independientemente de que el rival sea el líder de la Premier o el colista de la Liga como se vio frente al Alavés. El plan es mantener la portería a cero e intentar, si se puede, hacer gol en algún contragolpe.

Afortunadamente para el aficionado a este deporte, en el partido del miércoles en el Metropolitano, el equipo está obligado a proponer algo en ataque en algún momento a lo largo de los 90 minutos, cruzando los dedos para que no sea demasiado tarde. Hay dos explicaciones posibles entre las que se debate la afición: la poca calidad de la plantilla, o la idea de juego del entrenador. Es más que evidente que hay equipos inferiores cuyos partidos son bastante más entretenidos. Las notas del curso habrá que ponerlas a final de temporada, pero el día a día del estudiante es muy difícil de sobrellevar. Como ese chaval que estudia el día antes del examen y hace lo justo para sacar un cinco raspado. La duda es si el chico no da para más o si la ley del mínimo esfuerzo da suficientes resultados.