Fútbol
El Atlético no se gana el perdón: sólo empata en casa contra un Espanyol en inferioridad (1-1)
Cabrera fue expulsado con una hora por delante, pero Darder adelantó a los catalanes. La entrada de Joao Félix en la segunda parte propició el empate de los rojiblancos en el primer partido tras el fiasco europeo
El Atlético no se ganó el perdón de la afición en una jornada que empezó extraña y terminó en desastre (y pudo ser peor) para los rojiblancos, que sólo empataron contra un Espanyol que estuvo con un jugador menos durante una hora y marcó el gol ya en inferioridad. Joao Félix rescató un punto que sabe a poco para los madrileños.
Era el reencuentro del Atlético con la afición después de la frustración que supuso quedar fuera ya no sólo de la Champions, también de la Europa League. El conjunto del Cholo quedó último en un grupo que parecía propicio y el castigo de parte de los seguidores (en concreto el Fondo Sur, donde está la grada de animación, la más ruidosa y donde se coloca el Frente Atlético) fue no entrar al campo hasta la segunda parte. A espaldas de Oblak, por tanto, la nada, y los que se quedaron parecían tener un debate interno entre ser fieles a sí mismos y animar pese a todo, o protestar. El Atlético comenzó bien, con Griezmann al mando, siempre presente el francés en la zona de ataque y cuando hay que correr para defender. Le faltaba dar un susto de verdad, porque las llegadas eran tan frecuentes como infructuosas ante un rival ordenado.
Entonces llegó la jugada que en teoría iba a cambiar el partido: un balón largo por el que pelearon Morata y Cabrera y que terminó con la discutible expulsión del central del Espanyol. El caso es que no hubo revisión ni nada, prevaleció la opinión del árbitro de campo y el conjunto catalán tenía que afrontar la difícil empresa de resistir con uno menos durante una hora ante un oponente como el Atlético.
Pero no se dedicó sólo a aguantar, también se asomó a la portería de Oblak para golpear con contundencia en una acción en la que Darder completó con una volea en el aire la dejada de Joselu con la cabeza. Fue un premio para el partidazo del centrocampista, que no paró de correr para defender, aunque sea un futbolista más feliz con el balón en los pies. No era el día para eso, era una jornada para sudar, y lo hizo. Simeone miró a su banquillo y allí estaba Joao Félix, que en esta ocasión fue la solución para el Atlético, aunque la remontada se le quedó a medias. El portugués lo hizo todo bien, siempre activo y peligroso, y acertado para lograr la igualada en una jugada fantástica. Lemar, que también entró desde el banquillo, hizo un cambio de juego y Joao domó la pelota con el pecho, un control con ventaja para poder seguir corriendo y rematar cruzado. El atacante luso tomó el control del partido y el Espanyol ya sí se metió definitivamente atrás a defender lo conseguido, que era mucho dadas las circunstancias. Apretó el Atlético con todo y generó las suficientes oportunidades para irse con el triunfo, pero la pelota no entró y el punto sabe a casi nada. A los “pericos”, en cambio, les supo a gloria. Fue un día para que los defensores de Joao digan que por qué no salió antes, pero esos mismos no pueden decir lo mismo el pasado martes, ya que fue titular en Oporto y estuvo tan gris como el resto.
Los hinchas del Atlético acabaron el partido como lo empezaron: ya no saben si seguir aplaudiendo o pitar.
El próximo partido del Atlético es el miércoles 9 de noviembre. Los rojiblancos visitan al Mallorca (21:30) en el que será el último partido antes del parón por el Mundial. Por su parte, el Espanyol juega también el miércoles (20:00) en casa contra el Villarreal.
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