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Osasuna, 0-Atlético, 1: Simeone se agarra a la Champions

Los rojiblancos se afianzan en la cuarta plaza, su objetivo mínimo de la temporada, gracias al gol de Saúl que doblega a Osasuna

Lejos del líder, sin Europa, ni en primera ni en segunda clase, y sin Copa, al Atlético sólo le queda pelear por queda pelear por no caerse del estatus de equipo Champions del que blasona desde hace un decenio, cuando Diego Simeone llegó al club. Para no perder comba de la cuarta plaza, el equipo colchonero hizo lo que suele en Pamplona, una plaza incómoda para casi todos los visitantes menos para el Cholo, que ha ganado en ocho de sus nueve últimas visitas. Un gol de Saúl cuando se encaraba el cuarto de hora final bastó para desequilibrar un partido parejo en el que las paradas de Jan Oblak fueron tan decisivas como el acierto del ilicitano.

Son las cosas de los entrenadores. Álvaro Morata venía de marcar en los tres últimos partidos, pero Simeone decidió dejarlo en el banquillo para sacar a Correa junto a Griezmann, con Lemar y Pablo Barrios abiertos en los costados. Tan distintos que son Luis Enrique y el Cholo para terminar en ocurrencias parecidas como ésta de renunciar al hombre-gol. El resultado fue una primera parte plana como carretera manchega, en la que sólo el remate a Giménez a la salida de córner, se le marchó inexplicablemente alto pese a una posición inmejorable, le despertó las pajarillas a los colchoneros.

Osasuna, feliz semifinalista de Copa e inopinado postulante a la zona europea, se entretenía en tocar con gusto para superar la presión del Atlético sin tampoco inquietar a Oblak, que le veía de lejos al Chimy Ávila sus amenazantes tatuajes. La ha transfundido Arrasate sangre brasileña al bravo equipo navarro, cuya afición ha dejado de jalear los córneres para aplaudir las secuencias de pases. Vivir para ver.

Griezmann, el interruptor que ilumina el fútbol del Atlético, rozó el gol con un tiro raso que exigió a Aitor Fernández nada más empezar la segunda parte. Los capitalinos se animaron a presionar alto al regreso del camerino pero fue un espejismo. Enseguida plegaron velas y permitieron que Osasuna se le viniese encima con dos oportunidades que salvó Oblak, un remate a bote pronto de Moi Gómez y un disparo de izquierda del lateral diestro Moreno que se envenenó tras tocar en un defensa.

Entraba el partido en ese tramo en el que gana el primero que acierte con la red y fue un contragolpe de Saúl lo que lo resolvió. Irrumpió a toda pastilla el centrocampista entre los centrales y le puso un pase de dulce De Paul, para que controlase con el pecho y batiese a Aitor por bajo. Un golazo que vale un potosí porque el marcador ya no se movería a pesar de los acercamientos peligrosos de los navarros, con Moncayola disparando a discreción, y una ocasión clarísima de Morata en tres contra uno que salvó el propio Moncayola, defensor solitario entre dos rivales que se aprestaban a marcar el 0-2.