Opinión

Mundial de Clubes
El Atlético de Madrid no pudo vencer al PSG (4-0), como sí había hecho en la Champions (1-2), en un partido que tuvo muchas similitudes con aquel en su desarrollo, con un elemento diferente: la puntería y, por tanto, el resultado. Fue similar hasta la entrada de Correa, en el minuto 67 en aquella ocasión y en el 62 en el Mundial de Clubes, pero el argentino no marcó el gol milagroso que sí logró en el Parque de los Príncipes.
El Atlético reaccionó en la segunda parte, algo más igualada, pero en líneas generales fue sometido por el PSG. El duelo comenzó con un saque de centro en largo a la banda de Vitinha, marca de Luis Enrique, su último invento: regalar la pelota, pero en una zona en la que puede presionar para intentar recuperarla. A Simeone pareció gustarle, porque la segunda parte arranco con el Atlético imitando la acción. Ese comienzo puede parecer una renuncia a la pelota, un punto y final al habitual debate de si la posesión sirve para algo o no, pero al acabar los primeros 45 minutos el conjunto galo tuvo el balón el 71 por ciento del tiempo. Logró bajar esa cifra el Atlético tras el descanso, con una presión más adelantada y un planteamiento más valiente, pero sólo la redujo a un 67. En el Parque de los Príncipes el pasado mes de noviembre los franceses tuvieron el balón el 69 por ciento de los minutos, pero perdieron.
En la Champions, los chicos de Luis Enrique remataron en 22 ocasiones, 9 a puerta, pero sólo sumaron un gol. Esta vez lograron cuatro con 17 totales y ocho en dirección a la red. El Atlético, en cambio, aquella vez logró dos tantos con cuatro intentos en total y tres entre palos; y ayer no consiguió ninguno con cinco y uno. Es más, el único chut que obligó a Donnarumma a intervenir en todo el partido acabó con gol en contra, porque los españoles no replegaron bien. Otra vez cifras muy parecidas con distinto resultado. Bueno, sí hubo una diana rojiblanca, de Julián Álvarez, anulada por una falta previa a Koke a Doué, lo que permitió que se estrenara el micrófono de los árbitros para explicar las jugadas revisadas en el VAR. Repitió el rumano Istvan Kovacs (colegiado, por cierto, con el que el Atlético nunca ha ganado) para señalar el penalti por mano de Le Normand en los últimos instantes del encuentro. Puro show estadounidense.
La victoria del Atlético en París le sirvió para recuperar la fe y empezar a creer. Con moral, mejoró en lo futbolístico y encadenó una buena racha. Esta vez no hay resultado, pero debe reaccionar desde la rabia, porque el Mundial de Clubes le da más oportunidades de clasificarse y ahora le esperan dos rivales menos duros para intentar estar en los octavos de final.
Opinión
El "informe Cerdán"