Cara a Cara: ¿Resuelve Costa las dudas de Del Bosque?

Ni que fuera Zidane o Maradona

por José Luis Sánchez

Es un caso único en la historia de nuestra Selección. Barra libre para Diego Costa. De momento, dos partidos, dos decepciones. Se debatía en la pasada Eurocopa la conveniencia de meter en el once a Torres, Cesc o Negredo. Se sentían atacados, indefensos ante vuestras críticas. Ninguno os valía, pero todos rendían. España, no «La Roja», ha sido Campeona de TODO, con estos futbolistas y, de repente, sólo vale Diego Costa. Ni ante Italia ni ante El Salvador esta apuesta tan arriesgada, y tan injusta para otros delanteros patrios, parece encontrar sentido. Al nacido en Lagarto, Brasil, se le dan bien los espacios, el pase al hueco, la expresividad de su zancada y parece un pato en un lodazal en el sistema español. Cuando Del Bosque decidió darle el primer billete para el Mundial cometía una gran injusticia, todos los españoles estábamos a la cola. El único conocedor de su papel principal en el Mundial, era él. Cachondeo. No olvides lo que dijo el pasado viernes: «No renuncio a mi país». Más allá de sus indiscutibles cualidades futbolísticas, jugarse el mundo por este delantero no parece un acierto, más bien parece un capricho federativo. No ofrece nada que no tuviéramos. Explícame esa obcecación, ¿por qué tiene que ser titular sí o sí? ¿Debemos modificar todo un sistema para que se sienta cómodo? No doy crédito. Tanto tiempo defendiendo los honores de España, su estilo, su fútbol, su herencia... para ahora tener que justificar la inclusión de alguien ¿imprescindible? Déjame que me siente en el sofá y me desternille un rato y me acuerde de un amigo tuyo, Mourinho: «Habláis de Costa (Pedro León), como si fuese Zidane o Maradona».

- Unas primas sonrojantes

Me parece perfecto que la Federación, que no recibe subvenciones del Estado, reparta el dinero con sus futbolistas como desee. Sólo un pero, en tiempos de crisis, donde los comedores sociales están colapsados, las cifras tienen nula sensibilidad. Tú que tienes mano con Villar recomiéndale que, al menos, lo mantengan en secreto. Selecciones como Brasil, Italia o Alemania son cautas y ni siquiera llegan a la mitad de nuestros emolumentos. Deberíamos reflexionar. No son noticias que ayuden a la imagen de nuestros jugadores.

Las deudas con el seleccionador

por Alfredo Duro

A diferencia de Scolari, seleccionador brasileño, Del Bosque decidió un buen día tirar de teléfono y marcar el número de Diego Costa. De manera suave y con ese gracejo académico que siempre acompaña a nuestro seleccionador, le comunicó que lo quería en la Selección. «Bueno, Diego, mejor te invito a comer y te lo explico tranquilamente, pero que sepas que yo tengo claro que quiero que juegues con España». Como el propio Costa ha reconocido, el único que le ha llamado ha sido Del Bosque. A partir de ese momento el seleccionador ha medido y cuidado el sinfín de detalles que eran necesarios en este asunto para que, llegados a la semana previa al Mundial, y superado todo el enredo médico de la final de Lisboa, Costa se sienta querido, valorado y respetado. ¿El máximo culpable de eso? Del Bosque. Y de eso se benefician España y Diego Costa. Está claro que tienen una deuda con el seleccionador.

- Demagogia y bobadas

Si a estas alturas algún personaje público, tertuliano político o representante de algún partido político a los que el fútbol les importa un pimiento no ha tenido la oportunidad de ensayar el arte de la demagogia con respecto a las primas que los jugadores de la Selección han acordado con la Federación, aún está a tiempo. En un ejercicio populista demasiado habitual asistimos al noble arte de «recibir» lecciones de ética y moral por parte de aquellos que desconocen los más elementales mecanismos de financiación que tiene la Selección. Los campeones del mundo no se quedan con un solo céntimo de dinero público. Lo generan y lo perciben de aquellos que, patrocinando al equipo, también se llevan una pasta. Vale ya de bobadas.

- Vale ya de buscar las vueltas

Y vale ya, José Luis y cía, de buscar las vueltas a cada una de las decisiones que toma Del Bosque, el seleccionador que te ha hecho campeón del mundo al tiempo que está llevando a cabo la transición de jugadores que necesita España. Resulta fácil desde fuera tirar de números, estadísticas y simple bufanda para «exigir» lo que entendéis por una especie de justicia futbolística que os tiene confundidos. Respetar el escalafón es una obligación del seleccionador, sin abstraerse de regenerar el clima interno y elegir el momento de cada relevo. Ahí seguís teniendo una deuda con Del Bosque.