El Barça se proclamó campeón en Cornellá y se temía que se repitiera la escena de hace dos años, cuando el equipo que entonces dirigía Xavi ganó la Liga en el mismo escenario. Hubo invasión de campo y una imagen lamentable para el fútbol que no disculpa el hecho de que mientras el rival de la ciudad ganaba la Liga el Espanyol se fuera a Segunda.

Esta vez estaba todo previsto para que no hubiera excusas para los desórdenes. Hansi Flick celebró discretamente con sus ayudantes el gol de Lamine que le daba la Liga. Lo mismo sucedió con el de Fermín en los últimos instantes, pero sí tuvo que esforzarse para contener los ánimos de sus suplentes y los animó a regresar a la banda.

Después del partido sí hubo un pequeño enfrentamiento entre los jugadores del Barcelona y los del Espanyol mientras Flick se esforzaba por mandar a sus jugadores al vestuario. Se activaron los aspersores en el césped, lo que lejos de empujar a los futbolistas del Barcelona a celebrar en la intimidad los animó a saltar mientras se mojaban hasta que su entrenador pudo hacer que se recogieran.

El despliegue policial preveía posibles incidentes y la seguridad era máxima sobre el césped para evitar posibles invasiones de campo. Lo que no estaba previsto es lo que sucedió antes del partido, cuando una conductora atropelló a catorce personas en las inmediaciones del estadio de Cornellá.

Primero atropelló a una chica de manera accidental. La chica quedó atrapada debajo del vehículo y pudieron sacarla de allí antes de que la conductora, al parecer presa de los nervios, diera otro acelerón más sostenido en el tiempo que provocó varios heridos.

Uno de ellos es el hijo del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, que contaba a la cadena Cope que «un esguince y un golpe». «Es uno de los mejor parados», decía el político catalán. Según el parte médico del servicio de salud catalán no hay heridos graves. La conductora está detenida.

Un aficionado saltó desde uno de los fondos cuando el partido llevaba pocos minutos en juego para decir al portero del Espanyol, Joan García, que el partido debía suspenderse por lo que había sucedido fuera. El aficionado fue expulsado de Cornellá mientras por megafonía se informaba de que los incidentes del exterior estaban controlados.

El Barcelona volvió a celebrar en Cornellá, pero esta vez se marchó al vestuario para que la fiesta no fuera interrumpida.