Fútbol
Gerard Moreno ilumina a un histórico Villarreal, que elimina a la Juve (0-3)
La entrada de la estrella cambia al equipo amarilla, que termina goleando con dos goles de penalti (Gerard y Danjuma) y otro de Pau Torres. Antes, resistió gracias a su portero Rulli
Hay jugadores que tienen magia, y no sólo en sus pies. Poseen un efecto contagioso para sus compañeros. Gerard Moreno es ese hombre en el Villarreal. Llegaba justo al partido contra la Juventus por una lesión y no pudo entrar hasta la segunda parte. Su equipo resistió hasta ahí gracias a un buen trabajo defensivo y a un portero como Rulli, que logró nublar a uno de los delanteros de moda, Vlahovic. Y cuando la estrella estaba en el campo iluminó al resto para firmar una noche histórica. El Villarreal se estiró, amenazó y goleó con dos tantos de penalti (el propio Gerard y Danjuma) y uno de Pau Torres, de córner, muy simbólico por tratarse de un futbolista del pueblo.
Fue sufrida la victoria, pero dicen que así sabe mejor. Adelantaba Emery que en Turín no tendría un partido como el de La Cerámica y no se equivocó. El Villarreal se encontró a una Juventus más dominadora jugando como local, le robó la pelota y buscó el gol por medio de las entradas de De Sciglio, algo descontrolado, por la izquierda, y con el peligro que tiene su flamante fichaje de invierno. Vlahovic marcó en la ida poco después del medio minuto. Esta vez no lo logró, pero porque se encontró con un fantástico Rulli, el protagonista de que el marcador se quedara inmóvil durante mucho tiempo. Como los goles fuera de casa no valen doble, la eliminatoria estaba igual que el resultado al descanso, con todo por decidir.
Al primero al que detuvo Rulli fue a Morata, que cabeceó en una posición inmejorable para encontrarse con la mano del portero. Estuvo muy activo el delantero español, que llegaba en forma al partido. A veces le pueden las ganas, como en el segundo acercamiento, que intentó rematar cuando estaba de espaldas y Cuadrado llegaba mejor, de frente. Después comenzó el show de Vlahovic, que se mueve de maravilla entre centrales, fuera del área y dentro. Al primer tiro lejano respondió Rulli y en el último, casi a bocajarro, se interpuso también el guardameta. Donde no llegó el portero fue a un remate de primeras después de un desmarque fulgurante al primer palo: estaba el serbio fuera de lugar y en posición incómoda encontró la portería, pero el balón se estrelló contra el larguero.
Y a la vuelta fue Lo Celso el que se encontró con una pelota franca al borde del área que acarició con mimo para darle una rosca que no fue perfecta porque no fue dentro. Había tenido su gran oportunidad un equipo español con menos posesión de la que esperaba. Estaba más metido atrás de lo que le hubiera gustado y sólo salió de vez en cuando en algún pase largo a Danjuma, que tenía demasiada desventaja ante los defensas italianos. Le faltaba pausa a los chicos de Emery, la que tenía Arthur para mover a su equipo con criterio. El resultado no era un mal negocio para los castellonenses.
Necesitaban amenazar el conjunto español, por eso se puso a calentar Gerard Moreno. Tenía también que rebajar la sensación de agobio que había sufrido, sobre todo en el tramo final del primer tiempo, porque al principio le fueron cayendo las ocasiones sin que los italianos fueran un torbellino. Todo pasaba por el balón, por domarlo un rato e intentar que le llegara a futbolistas habilidosos como Yeremy Pino, que estaba muy apagado por la obligación de mirar más atrás que adelante. Lo intentó un par de veces sin éxito y tocó volver a replegarse, no exactamente encerrado en su área, pero sí metido en su campo, sin ejercer una presión demasiado activa y demasiado arriba, para evitar desprotegerse. La Juve empezaba a encontrar cada vez menos espacios y como no podía entrar, buscaba los disparos lejanos que se marchaban fuera o tenían como respuesta los puños de Rulli. Se empezó a desesperar.
Era el momento para que Gerard Moreno reapareciera después de cinco semanas. Si había un día para arriesgar era este, y con el primer balón que tocó el Villarreal ya pasó el centro del campo con peligro y se asomó al área. Un aviso que se certificó después con el claro penalti de Rugani a Coquelin, aunque se pitó tras revisión en el VAR. Moreno no perdonó y la fiesta empezó. Lo hizo todo bien el delantero: corrió, aguantó, regateó, pasó... La Juve ya empezó a colgar balones sin mucha intención, a pedir faltas que no eran. Pau aprovechó un córner para hacer el segundo y Danjuma marcó el segundo penalti, por mano de De Ligt. Asaltó así el Villarreal un campo mítico. Este equipo se atreve con quien sea.
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