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Liga de Campeones

El Sevilla mejora, pero sólo le da para empatar en Dortmund (1-1)

Buen partido del equipo de Sampaoli en el intimidante estadio del Borussia. No está fuera de la Champions, pero casi. Se jugará la Europa Legue con el Copenhague en el Pizjuán

El remate de cabeza de Nianzou que acabó en gol del Sevilla
El remate de cabeza de Nianzou que acabó en gol del SevillaMartin MeissnerAgencia AP

Bellingham tuvo tiempo de hacer muchas cosas. De marcar un gol en una acción que comienza y acaba en él. De presionar. De demostrar por qué, a sus 19 años, es uno de los centrocampistas jóvenes más cotizados de Europa. Y de protestar, mucho: la tomó con el juez de línea, le pidió penalti, se quejó por un saque de banda, de una falta... Perdió mucha energía ahí, pero después de la queja, se activaba y pedía el balón. Su tanto cambió un partido que el Sevilla tenía hasta ese momento bajo control. El equipo andaluz afronta esta Champions ya sin mucho que perder, después del desastre de los tres primeros duelos. Es casi una manera de ganar confianza y asegurar, eso sí, que ni mucho menos está, la clasificación para la Europa League. Y si se daba lo casi imposible y lograba el pase a octavos, mejor que mejor. Esa posibilidad es matemática, pero no realista porque tendría que ganar los dos partidos que le quedan, uno de ellos en Manchester ante el City, y que el Dortmund perdiera sus dos compromisos. El puesto por ser tercero se decide mayormente en el Sevilla-Copenhague de la próxima semana.

Se desplegó de maravilla el conjunto hispalense en el siempre intimidante estadio del Borussia. Salió sin complejos y haciendo daño por los costados, sobre todo por el derecho con Suso y Navas, y en una acción por ese costado pudo adelantar al equipo Rakitic en un remate que se le marchó alto. Estuvo más preciso el croata después en el saque de una falta para que Nianzou mandara a la red un fantástico cabezazo.

La mejor noticia para el Sevilla era que no pasaba por ningún apuro en defensa. Era el dueño de la situación hasta que el Dortmund dio el primer susto en una pérdida de Marçao que Bono solucionó de maravilla. Esa acción pareció activar a los alemanes y cambiar de plan. Pasaron de esperar a ir a buscar. Presionaron más arriba para robar el balón cerca de la portería y ahorrarse parte del trabajo. En una de esas recuperaciones se forjó el gol del empate de Bellingham y fue como si el partido empezara de nuevo. No es que el Sevilla se viniera abajo, no se hundió, pero sí logró el Borussia igualar las fuerzas.

Los alemanes mantuvieron la idea tras el descanso y aumentaron la agresividad y las líneas de presión. El equipo de Sampaoli perdió el dominio, aunque a veces encontraba las zonas de ataque a los espacios, a la carrera. El conjunto local se acercó más a Bono y todo estaba pendiente de la puntería que pudieran tener los dos equipos. Al Sevilla le ha pasado lo mismo en los dos partidos con Sampaoli: con el paso del tiempo es como si se quedara sin energía. Ha mostrado detalles, le falta más continuidad.

El entrenador argentino intentó reactivar a los suyos cuando llegó el bajón, con la presencia de Januzaj e Isco, pero el gran argumento seguía siendo Jesús Navas, por el que los años parecen no pasar. Después de que Lamela fallara un gol cantado, el Borussia apretó. Se rehízo el Sevilla, que terminó el encuentro atacando, pero sin encontrar el segundo gol.