Arabia Saudí
Crímenes, sexo, opulencia...: Así es el temido "jefe" de Neymar Jr., Benzema y Cristiano
El fútbol se ha convertido en una prioridad bajo el mando del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán, que se ha hecho con los cuatro clubes más importantes de la liga local.
Ya es oficial. Neymar Jr. será nuevo jugador del Al-Hilal, con el que ha alcanzado un acuerdo para dos temporadas en las que ganaría un total de casi 160 millones de euros. Además el brasileño contará con un avión privado, 80.000 euros extra por cada victoria y otras escandalosas bonificaciones (entre ellas 500.000 euros cada vez que nombre a Arabia Saudí en sus redes sociales). Una llegada que engrosa la lista estrellas que han visto en los petrodólares un broche millonario a su carrera.
El fútbol de Arabia Saudita ya tiene a Cristiano Ronaldo en el Al Nassr, a Karim Benzema el Al Ittihad. El Al Hilal, que ya intentó el fichaje de Messi, se ha hecho con Neymar Jr y el Al Ahli, que acaba de ascender, ha firmado a Kessie, Mahrez o Firmino. ¿Qué tienen en común estos cuatro clubes? Que pasaron a tener el mismo propietario: el Fondo de Inversión Pública.
El fútbol se ha convertido en una prioridad bajo la iniciativa respaldada por el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán. A diferencia de la Liga Premier y otros clubes europeos, los equipos saudíes no están atados por las restricciones al gasto que exige la UEFA, por lo cual no hay límites a los salarios que el fondo pueda ofrecer para traer a los mejores jugadores a Medio Oriente. Aparte de Al Nassr, el fondo quedó como dueño del 75% de Al Ittihad, Al Ahli y Al Hilal, los monarcas de la Liga de Campeones de Asia en 2019 y 2021. La privatización de los cuatro clubes “generará diversas oportunidades comerciales, incluyendo inversiones, alianzas y patrocinios en una serie de deportes”, aseguró el fondo.
Esta operación esencialmente nacionaliza la máxima división del fútbol nacional, dejándole como un proyecto de Estado, parte de la Visión 2030, el ambicioso plan de reformas promovido por el príncipe heredero que incluye un "blanqueamiento" a nivel internacional a través del deporte.
¿Quién es el nuevo "jefe" de estas estrellas?
Mohammad bin Salmán bin Abdulaziz Al Saud, de 38 años (nacido el 31 de agosto de 1985) y actualmente heredero al trono de Arabia Saudita, es el propietario de estos cuatro clubes a través del citado fondo de inversión. El príncipe, recientemente nombrado Primer Ministro de su país, es también dueño del Newcastle de la Premier League de Inglaterra, y se encuentra al frente del Fondo de Inversión Pública local. Además, es miembro de la Casa de Saud, la familia real más poderosa y adinerada del mundo.
Amnistía Internacional (AI) llegó a pedir una reunión urgente con la Premier League tras la compraventa del Newcastle United y denunció que el club inglés había sido adquirido por un fondo saudí ligado al gobierno del país, puesto en duda por sus crímenes contra los derechos humanos comoel descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en la embajada saudí en Estambul.
La Premier League explicó entonces que recibió “garantías judiciales” de que Arabia Saudí no controlaría el club, por lo que daban luz verde a la operación. Sin embargo, las sombras sobre el nuevo dueño del Newcastle, Al-Nassr, Al Ittihad, Al Ahli y Al Hilal son demasiado alargadas.
El lado oscuro del jeque más popular del futbol saudí
Mohammed bin Salman tiene el dinero por castigo y una escandalosa vida pero, sobre todo, un crimen que arrastra sobre sus espaldas desde 2018. Y es que los informes de la inteligencia estadounidense le apuntan directamente de ser el cerebro del plan que acabó con el asesinato a sangre fría al periodista Jamal Khassoggi, a manos de agentes saudíes, antes de despedazarle durante una visita a la embajada del país en Estambul. Según estos informes es el creador de el Tiger Squad, un equipo de asesinos que actúa como un escuadrón de la muerte para atacar a los críticos saudíes dentro y fuera de Arabia Saudita y que son presuntamente los responsables del asesinato de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul, siguiendo su órdenes.
Desde que se convirtió en el líder de facto de Arabia Saudí en 2015, fue alabado por los medios internacionales, con multitud de informes y reportajes centrados en sus reformas económicas y sociales. Cambiar la imagen del ultraconsevador reino fue desde un principio el objetivo del príncipe saudí y en 2021 incluso realizó una gira por los Estados Unidos adornada y publicitada con portadas de la revista Time Magazine y con entrevistas en CBS y Bloomberg. Pero solo tres años más tarde, el caso Khashoggi cambiaba el enfoque hacia su lado más oscuro. El que incluye el encarcelamiento de críticos y activistas de derechos humanos, miles de muertes de civiles en Yemen y un rápido aumento en el número de ejecuciones desde su llegada al poder.
De la guerra de Yemen a las mujeres al volante
Cuando el rey Salman llegó al trono en enero del 2015, nombró al príncipe Mohammed bin Salman como ministro de Defensa, toda una sorpresa dada la edad del príncipe entonces, 29 años. Tan sólo un mes después, impulsó una guerra contra rebeldes chiítas en Yemen, que sigue a día de hoy. Las organizaciones de derechos humanos siguen acusando a Salman de ordenar el bombardeo indiscriminado de hospitales y escuelas causando la muerte de civiles, muchos de ellos niños.
En el año 2017, Mohammed bin Salman pasó a ser el príncipe heredero. Con todo el poder en sus manos y desde esta tribuna impulsó medidas populistas para atraerse la simpatía internacional y el apoyo de la población más joven. Entre ellas destacó el levantamiento de la prohibición de conducir impuesta a las mujeres del ultraconservador reino. Fotos de mujeres con abayas negras detrás del volante corrieron como la pólvora en las redes sociales arrancando simpatías en el exterior. Sin embargo, mientras con una mano difundía imágenes de mujeres viendo partidos de fútbol o yendo al cine por primera vez en décadas, con la otra ordenaba el encarcelamiento de activistas que peleaban por los derechos de la mujer.
Asimismo, Mohammed alentó inversiones internacionales, se reunió con personalidades del mundo empresarial en Estados Unidos y organizó una conferencia de negocios en el Ritz Carlton de Riad. El mismo hotel que se convertiría semanas después en una prisión de lujo. El Gobierno saudí arrestó en noviembre de 2017 a 11 príncipes y 38 políticos, entre ellos 4 ministros, en una purga que, según las autoridades del reino, estaba motivada por la corrupción. Tras ser liberados, los detenidos tuvieron en traspasar al Estado parte de sus bienes. Con esta operación el príncipe heredero desterraba a sus posibles adversarios y tomaba el mando del aparato de seguridad.
Todos estos hechos, sumados a la desaparición del periodista, sacaron a la luz sus sombras.
Una lujosa vida y caprichos inconfesables
El príncipe heredero de Arabia Saudí, de 36 años, y su familia cuentan con una fortuna de 320.000 millones de euros, once veces superior a la de Sheikh Mansour. El dueño del City podía presumir, hasta ahora, de ser el propietario más rico del fútbol mundial.
‘MBS’ tiene una interminable lista de ceros en su cuenta bancaria y no duda en gastar su dinero. En 2015 compró y convirtió el Chateau Louis XIV, a las afueras de París, en la vivienda más cara (230 millones) de la historia. El castillo cuenta con tres piscinas, 30 habitaciones, tres piscinas, ‘spa’, cine, discoteca, dos viñedos... y el único acuario subterráneo privado de Europa.
No es, ni mucho menos, el único lujo que atesora Mohammed bin Salman. También le pertenece el cuarto yate más caro del planeta. ‘Serene’, como le rebautizó, está valorado en 485 millones de euros y cuenta con 133 metros de eslora. Dispone de piscina, teatro, rocódromo, helipuerto y hasta un garage donde guardar... ¡un submarino!
La mayor ostentación, sin embargo, cuelga de una de sus paredes. El príncipe heredero de Arabia Saudí también es propietario del cuadro más caro de la historia. En 2017 adquirió el ‘Salvatore Mundi’, de Leonardo da Vinci, por 389 millones de euros y lo trasladó al yate.
Además se le atribuye, entre sus muchos excesos, una ‘fiesta sin límite’ en una isla privada de Las Maldivas en 2015. ‘MBS’ habría trasladado a 150 mujeres procedentes de Rusia y Brasil -previamente las sometió a un examen médico para descartar enfermedades de transmisión sexual- y contrató a artistas como el rapero Pitbull, el DJ Afrojacko o al famoso Psy (Gangnam Style). Pagó 5.000 dólares extras a los 300 empleados del ‘Velaa Private Island’ para sellar su silencio... pero fracasó.
Pero lo que se le cuestiona de Mohammed bin Salman no es su opulencia, sino sus actuaciones desde que en 2015 comenzara su carrera política como Ministro de Defensa y el peligro que supone para el futbol Europeo en el que quiere extender sus tentáculos, ya sea a través de la compra de clubes o mediante fichajes estratosféricos.
¿Acabarán los petrodólares cargándose el fútbol europeo tal y como lo conocemos?
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