Real Madrid

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Cristiano se explica a un vestuario en pánico

El portugués volvió a matizar sus palabras del sábado, cara a cara con sus compañeros en Valdebebas. Pero es un asunto menor: preocupa más cómo puede ser el final de temporada ante el público y quién se va a marchar

Ronaldo, en el entrenamiento de ayer, tras hablar con los compañeros
Ronaldo, en el entrenamiento de ayer, tras hablar con los compañeroslarazon

El portugués volvió a matizar sus palabras del sábado, cara a cara con sus compañeros en Valdebebas. Pero es un asunto menor: preocupa más cómo puede ser el final de temporada ante el público y quién se va a marchar

Lo primero que hizo Ronaldo al llegar ayer a Valdebebas para el primer entrenamiento de la semana fue explicarse ante el resto de la plantilla. El portugués mantuvo lo que ya había dicho el sábado después del incendio que provocó con sus declaraciones a bote pronto: que a lo que él se refería era a que los problemas físicos y de lesiones han lastrado al Real Madrid esta temporada, como no les ha sucedido a otros equipos. Y que el equipo, en algunos partidos, ha competido por debajo de su nivel porque le faltaban hombres importantes, como Bale, Marcelo o Karim Benzema.

Cristiano Ronaldo habló, el resto de la plantilla escuchó sus palabras, las aceptaron sin ningún reproche para después salir a entrenar. Sucede que lo que dijo el portugués después de la derrota del derbi se ha convertido en lo que menos preocupa en el vestuario del conjunto blanco. Es una minucia comparado con lo que les espera de aquí a final de temporada si no consiguen dar la vuelta a la situación. Mañana el equipo juega en el campo del Levante y el sábado recibe al Celta, dos partidos de Liga, que ya no valen para nada en cuanto a ambición, pero que pueden marcar, como el resto de los encuentros del campeonato que quedan, el devenir de muchos futbolistas de ese vestuario. «Lo de Cristiano», aseguran en el Real Madrid, «es el menor problema que tienen los jugadores en este momento».

El mayor es lo que puede suceder si no cambian los resultados y el ambiente se sigue enrareciendo con malas actuaciones. Al Madrid le quedan cinco partidos de Liga en su campo. El Celta primero y después, nada menos que el Sevilla. Más tarde el Eibar y por último recibirá al Villarreal y al Valencia. Menos este último, los demás están entre los 10 primeros de la clasificación. Lo que podía ser un calendario a favor si el equipo estuviese compitiendo por ganar la Liga, se puede convertir en un drama diario. Los rivales se lo van a hacer pasar mal.

Europa es la solución. El partido contra la Roma es el 8 de marzo. Después, si todo va bien, y en las oficinas cruzan los dedos porque ya no saben qué esperar, el siguiente encuentro en Europa, los cuartos de la «Champions» será la primera semana de abril. Es decir, casi un mes después. Es verdad que entre medias hay encuentro de la Selección, lo que alivia la situación de muchos.

Pero los partidos de Liga, sobre todo los que se jueguen en el Santiago Bernabéu, pueden convertirse en un juicio continuo para algunos miembros del vestuario y para todos en general si no hay alguna reacción.

En el club se señala al vestuario como responsable de este adiós a la Liga tan tempranero. Se cedió ante los jugadores para cambiar a Benítez y se considera que no han reaccionado lo suficiente, pese a la llegada de Zidane al banquillo. Tras una temporada como ésta llena de accidentes, en el Madrid han decidido que no se va tener medias tintas cuando llegue la hora de confeccionar la plantilla de la campaña que viene y en el vestuario son más que conscientes de que se han quedado sin defensas y de que esto puede ser muy largo.

Los jugadores hacen cuentas: si ganan la «Champions», casi todo está perdonado y los adioses serán calmados. Si fallan antes (por ejemplo, en abril) lo que queda hasta que se acabe este año se va a hacer eterno, con muchos de ellos en el punto de mira del club y de los aficionados y esperando un salida que tendrá un gusto muy amargo.