Polémica

Dani Rodríguez, futbolista del Mallorca, la lía aún más: le duele que juegue otro compañero en vez de él

El jugador se enfadó por no disputar ni un minuto contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Ahora, añade que su enfado fue porque jugó Virgili

Dani Rodriguez of RCD Mallorca hurts during the Spanish league, La Liga EA Sports, football match played between RCD Mallorca and FC Barcelona at Son Moix Stadium on August 16, 2025 in Mallorca, Spain. AFP7 16/08/2025 ONLY FOR USE IN SPAIN
RCD Mallorca v FC Barcelona - La Liga EA SportsAFP7 vía Europa PressEuropa Press

El pasado encuentro del Mallorca contra el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu ha dejado demasiadas heridas en el vestuario de Arrasate. Más allá de lo que ocurrió sobre el césped, la ausencia de Dani Rodríguez en el once y sus posteriores declaraciones encendieron un debate dentro y fuera del vestuario bermellón.

Dani Rodríguez, uno de los futbolistas con más recorrido en la plantilla mallorquinista, no disputó ni un solo minuto en el partido ante el Real Madrid. Una decisión táctica del entrenador Jagoba Arrasate que sorprendió a muchos, especialmente porque la familia del jugador estaba presente en la grada esperando verlo participar en un escenario tan especial como el Bernabéu. Ese contexto cargó lo ocurrido después: la reacción pública del jugador tras el encuentro.

Finalizado el partido, Rodríguez publicó un mensaje en su cuenta de Instagram que rápidamente se convirtió en foco de polémica. La frase elegida fue corta, directa y ambigua: “Nunca esperes nada de nadie…”. Aunque no contenía nombres propios, la interpretación generalizada fue que se trataba de una crítica hacia el técnico, Jagoba Arrasate. El mensaje no tardó en generar repercusiones, tanto en el entorno del club como en los medios de comunicación, que lo leyeron como un gesto de inconformidad con la decisión de dejarlo fuera.

Enfadado porque jugó otro compañero

Ante el revuelo, Dani Rodríguez intentó matizar su postura. Aclaró que su descontento no estaba motivado porque sus hijos no lo hubieran podido ver jugar, a pesar de la expectación generada en su familia. Lo que realmente le había dolido, explicó, fue la decisión de alinear a Jan Virgili, un jugador recién incorporado al primer equipo, que apenas había completado un entrenamiento con la plantilla. Para Rodríguez, esa elección lanzaba un mensaje equivocado hacia el grupo, pues daba la impresión de que el trabajo, la entrega y la lealtad de los futbolistas veteranos quedaban en un segundo plano.

En sus palabras, el centrocampista insistió en que está acostumbrado a no jugar y que respeta las decisiones técnicas, pero subrayó que en este caso la situación había tenido un trasfondo distinto. No era una cuestión de protagonismo personal, sino de principios y de la manera en que se valora la dedicación de quienes llevan años defendiendo la camiseta del Mallorca. La situación, en su opinión, afectaba a la dinámica interna del vestuario y a los códigos de confianza que lo sostienen.

Sin explicaciones del entrenador

A pesar de la incomodidad generada, Rodríguez quiso remarcar públicamente su apoyo a Jan Virgili. Deseó que el joven futbolista pueda triunfar en el club y que aproveche al máximo la oportunidad que se le ha dado. Con ese gesto, trató de separar su crítica hacia la gestión del cuerpo técnico de cualquier posible reproche hacia el compañero beneficiado por la decisión. El problema, recalcó, no era Virgili, sino el mensaje que transmitía la preferencia técnica.

Otro de los aspectos que Dani Rodríguez lamentó fue la falta de explicaciones por parte del entrenador. Según reconoció, hubiera agradecido recibir una conversación directa que aclarara los motivos de la elección, algo que podría haber facilitado la aceptación de la decisión y evitado la frustración que lo llevó a expresarse de manera impulsiva en redes sociales. La ausencia de ese diálogo previo, sumada al contexto emocional de la situación, derivó en la publicación del mensaje que encendió el conflicto.

El jugador fue autocrítico respecto a la manera en que gestionó la situación. Admitió que no manejó bien su frustración y que no debería haber hecho público un asunto de vestuario a través de las redes sociales. Reconoció que esa reacción fue un error y que las emociones le jugaron una mala pasada, pues lo que se publica en ese tipo de plataformas adquiere una dimensión inmediata y difícil de controlar. En ese sentido, mostró un ejercicio de responsabilidad al aceptar su parte de culpa en la polémica.

Más allá de la tensión, Dani Rodríguez también aprovechó la ocasión para reiterar su amor y compromiso con el club. Definió al Mallorca como “el club de mi vida” y aseguró que, a pesar de lo ocurrido, seguirá dando siempre el máximo por la camiseta. Subrayó que su intención no es otra que aportar y ayudar al equipo a alcanzar sus objetivos. Al mismo tiempo, lanzó un mensaje hacia dentro: pidió que se respete en la misma medida el compromiso que él ofrece, sugiriendo la importancia de que haya un equilibrio entre lo que los futbolistas entregan y lo que reciben como reconocimiento y confianza.