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El Real Madrid sigue en la ola

Marco Asensio celebra su gol. EFE/Jose Manuel Vidal
Marco Asensio celebra su gol. EFE/Jose Manuel Vidallarazon

Empieza el Real Madrid a tener la pinta que tuvo al final de la temporada pasada, empieza a ser un equipo más regular y fiable, que no deja que se le escapen los partidos, pese a que se pongan en contra y en el que las rotaciones vuelven a tener sentido y dar resultado. Un equipo, en fin, en el que, además Sergio Ramos vuelve a marcar goles de cabeza para sacar a sus compañeros de los atolladeros. Si el Madrid ganó la Liga fue porque en momentos cruciales, el capitán llegaba al área rival y terminaba las jugadas a balón parado. Ayer, con el Betis por delante, en la segunda mitad, Ramos fue a rematar un saque de esquina y dio vida a los suyos. Empató un encuentro que se había torcido y lanzó al Madrid hacia una victoria necesitada para que no se apague el fuego que se encendió contra el PSG.

El Betis, en la primera vuelta, en el Santiago Bernabéu anunció lo que iba a ser el primer cuatrimestre del conjunto de Zidane: se llevó los tres puntos y, aunque pareció un accidente, en realidad era un síntoma. Puede que el choque contra el Betis también anuncie lo que puede ser el equipo de Zizou para lo que resta de temporada. Se adelantó, se durmió y se dejó remontar, pero tras el descanso dio un paso adelante en la presión y volteó al marcador para llevarse los tres puntos y mantener la felicidad.

Esa felicidad, ese optimismo, empieza en Asensio, quien rompió a los franceses en los últimos minutos del partido de Champions y que ayer marcó los dos goles que pusieron por delante al Madrid. Titular, pegado a la banda izquierda, ayer funcionó mejor como rematador. Es un futbolista que puede moverse por todas las zonas del campo, como intentó durante todo el encuentro, pero que es letal cuando ve la portería. En otros momentos ha lucido su tiro de lejos, ayer remató de cabeza en el primer gol, al rechace de Adán tras un duro remate de Ronaldo y marcó el tercero del Madrid con el interior, limpio, cruzando tras una grandísima jugada de Carvajal por la banda derecha, ya en la segunda mitad.

Entre los dos goles de Asensio, el Betis manejó bien el choque, con Joaquín en las jugadas principales y echando atrás a los blancos. Pero el partido se le hizo demasiado largo y la reacción del Madrid, cuesta arriba. Todo lo bueno de la primera mitad desapareció tras el descanso. Presionando más arriba no tuvo claridad para sacar la pelota y se sintió inferior, como antes se había sentido superior.

Antes de llegar al descanso, el Betis había remontado con la pelota y con Fabián y Guardado superando al centro del campo del Madrid. Zidane dio una vuelta de tuerca, quizá animado por sus aciertos contra el PSG, y a la ausencia de Kroos unió el descanso de Modric, Isco y Benzema, que estaban en el banquillo. Es decir, todos los jugadores con más talento, los que con más sentido manejan la pelota. En su lugar, apostó por el trabajo de Kovacic y Casemiro, puede que con la idea de intentar robar rápido al Betis y salir a la contra. No le salió bien el plan durante la primera mitad, porque los dos mediocentros pasaron de puntillas. El Madrid presionó bien al principio, pero después se echó atrás sin mirar a la portería contraria. No tenía la pelota y no sabía cómo hacer para sacarla jugada. Intentó resistir, sin éxito. Remontó el Betis en dos intervenciones de Joaquín, un futbolista al que, como sucede a muchos, la edad le ha aportado madurez en sus elecciones.

El futuro era incierto para el Real Madrid, que no ha dado precisamente muestras de fortaleza durante esta temporada. Sin embargo, en la contrariedad, mostró una reacción inesperada y cambió la cara del encuentro. Zidane no quiso revelar lo que les había dicho a sus jugadores, pero sin hacer cambios, sí que varió el carácter.

Presionó con más orden y sólo con eso, el Betis tembló. Fue un Madrid distinto, lanzado, con fe, un Madrid con autoridad y que apretó al rival forzándole los errores y aprovechando sus oportunidades. No sólo apareció Sergio Ramos, también Carvajal volvió a demostrar que es un jugador vital por la banda derecha: lo que le da al equipo no se lo da nadie y lo dan muy pocos laterales derechos del mundo.

El Betis intentó reaccionar, pero ahora el Madrid ya sí que respondía. Ha cambiado el equipo de Zidane. Aún le faltan más minutos de continuidad, pero ha vuelto la convicción de quien cree en sí mismo.