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Portugal gana sin Cristiano

Ronaldo, lesionado en el minuto 8, se retiró en el 25 y su selección empezó a tutear a Francia, abatida en la prórroga por Eder (1-0)

El equipo celebra el título
El equipo celebra el títulolarazon

Éder, un héroe anónimo que llegó a la Eurocopa casi como relleno en la plantilla lusa, dio a Portugal el primer título de su historia, una Eurocopa que mereció por su capacidad de supervivencia durante el torneo y en una final en la que ni la ausencia de Ronaldo la descompuso.

La final de París’2016, espantosa comparada con la de Kiev’2012 (la del 4-0 de España a Italia), la ganó Portugal en la prórroga, aunque empezó torcida entre una invasión de polillas. Minuto 8, primer balón que toca Cristiano en la media. Payet entra fuerte, su rodilla derecha choca con el lateral de la rodilla izquierda de Ronaldo, que tiene la pierna apoyada. Clattenburg no ve falta. Cristiano cae, grita de dolor. Vuelve, renqueante. Minuto 17, se derrumba. Sentado en el césped, llora. No quiere irse. ¡Es su final! Tal vez el último tranvía. Le vendan la rodilla. Continúa. Minuto 25, arroja el brazalete. Pide el cambio. Entre sollozos, abandona en camilla. En la banda le consuela Deschamps. Entra Quaresma. Antes del incidente, Portugal no inquietaba ni la milésima parte que Francia, una selección trufada de inmigrantes, de esos que Marine le Pen y su partido de extrema derecha preferirían equidistantes de la «grandeur», aunque entonen la Marsellesa con más o menos patriotismo.

Sin Cristiano es otro partido. Portugal, que apenas podía salir de su parcela con «CR», avanza, sin miedo. Enfrente, una selección con mucho músculo, más que aquella de Vieira, entregada a un blanquito con abuelo portugués, cede en la ofensiva. También yerra en las entregas, pero proclama a Rui Patricio héroe del primer tiempo con sendas paradas a Griezmann y a Sissoko.

En el descanso, equilibrio en el marcador, también sobre el terreno de juego. Otros 45 minutos de espanto, Rui Patricio hace una parada más, es imbatible; Lloris, un paradón, y el poste repele la sentencia de Gignac en el 91. Lástima, queda otra media hora. En el 104 Lloris vuelve a ser trascendental. Sufre Francia, muda de estupor y encogida de pánico cuando Raphael Guerreiro estrella una falta en el larguero.

Fue el aviso de la catástrofe porque acto seguido Eder lanzó un misil tierra-tierra desde fuera del área que ni siquiera el extraordinario Lloris pudo atajar. Sin Cristiano, que vibraba en el banquillo y saltaba de alegría a riesgo de agravar la lesión, ganaba Portugal a Francia, acostumbrada a imponerse en cada final que juegaba en casa, como a perderla los portugueses, aunque el escenario fuera la mismísima Lisboa.

Más allá del resultado, de la momentánea efervescencia gala hasta que la prórroga fue un hecho, y más allá de la depresión lusa por la retirada de Cristiano, éste y Griezmann asomaban por encima del resto con papeles similares al comienzo. «GR», el jugador más revalorizado del torneo hasta la final, participaba menos de lo que deseaba, sólo relámpagos, y «CR», que se veía con la miel en los labios como en 2004, burlado por una historia que no discute su grandeza, pero sí las posibilidades de sus compatriotas en el momento crucial, lloraba al final del partido pero de felicidad, pese a su ausencia. La Eurocopa es suya.

En el fútbol, no tiene más razón quien más grita ni triunfa quien más lo desea ni quien maneja mejores cartas. Hay otros factores. Por ejemplo, el equipo, el plan, las individualidades... Los franceses demostraron en cada uno de esos aspectos más capacidad, hasta que se rajaron, hasta que los portugueses demostraron más oficio y una competitividad superior.

El fútbol práctico de Portugal, ni hermoso ni deplorable, alcanzó hasta la final y la ganó por el camino que tuvo que andar España cuando se fue por el otro. No caben hipótesis sobre lo que hubiese ocurrido por lo que no sucedió. La realidad es que los portugueses sobrevivieron a la primera fase, entraron terceros en octavos, con la lengua fuera en cuartos y sólo en la semifinal contra Gales ganaron, al fin, en 90 minutos. Francia acumuló crédito contra Alemania y lo perdió contra el equipo de Ronaldo... cuando no jugaba él.

- Ficha técnica:

1 - Portugal: Rui Patricio; Cédric, Fonte, Pepe, Guerreiro; Joao Mario, Willian Carvalho, Renato (Éder, m.79), Adrien Silva (Moutinho, m.66); Nani, Ronaldo (Quaresma, m.25).

0 - Francia: Llorís; Sagna, Koscielny, Umtiti, Evra; Matuidi, Pogba; Sissoko (Martial, m.110), Griezmann, Payet (Coman, m.58); Giroud (Guignac, m.78).

Gol, m.109: Éder.

Árbitro: Mark Clattenburg (Inglaterra). Amonestó a los portugueses Cédric, Joao Mario, Guerreiro, William Carvalho y Rui Patricio a los franceses Matuidi, Koscielny y Pogba.

Incidencias: Final de la Eurocopa 2016 disputada en el Estadio de Francia, en Saint Denis, ante 75.868 espectadores. Presenciaron el encuentro en el palco, entre otros, los presidentes de Francia y Portugal, Francois Hollande y Marcelo Rebelo de Souza, los primeros ministros de los dos países, Manuel Valls y Antonio Costa, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el vicepresidente primero de la UEFA en funciones de presidente, Ángel María Villar.