Real Madrid Baloncesto
El pasillo de los enemigos
Otro partido gris del Madrid, que empata con el Espanyol, y el Barça se proclama campeón de Liga
Con la imagen de la Copa al fondo y ajeno al pasillo que le iba a hacer al Barça y a la fiesta que organizaría en Canaletas, Mourinho optó por el equipo experimental. Una gaseosa. En el primer tiempo, ni un tiro a puerta, ni una jugada. Nada. Se fue al vestuario con 1-0, gol de Stuani tras un saque de esquina, y gracias. Con el segundo ya empezado, Cristiano relevó a Kaká y acto seguido empató Higuaín, que ha convertido al Espanyol en su diana predilecta. Ni en la primera vuelta ni en la segunda el Madrid ha conseguido ganar a los «periquitos» (2-2 y 1-1) que, en contra de su voluntad, seguro, han anticipado en tres partidos el alirón azulgrana. Ocurra lo que ocurra hoy en el Calderón, Tito Vilanova habrá ganado su primera Liga en su primera temporada como entrenador. El único reto que le queda en este curso es igualar los 100 puntos de Mourinho en el anterior.
A Iniesta le disgustaron los comentarios malintencionados sobre Casillas; Mourinho le mandó callar y le recordó lo que es el Bracelona sin Messi. Mourinho es muy atrevido y debería preguntarse qué es el Madrid sin Cristiano Ronaldo: casi nada. Y tiene miga, con esa plantilla... En el primer tiempo de Cornellà, ni una parada de Casilla, el portero españolista. Sólo hubo un disparo de Morata que pegó en el brazo izquierdo que Javi López estaba pegando al cuerpo para protegerse. Consciente de que podía ser penalti, se llevó la mano a la boca, ensayó un desvanecimiento y el árbitro picó. Compensaba Iglesias Villanueva el gol anulado a Héctor Moreno, que hubiese sido el 2-0.
Del fútbol madridista no había noticias y del equipo, sólo una y mala, la lesión de Varane en el minuto 19. Se hizo daño él solo, tropezó por detrás con el tacón de Wakaso y se le fue la rodilla. Podría tener afectado el menisco y perderse la final de Copa. Salió del campo cojeando; en el marcador, 0-0. Le sustituyó Xabi Alonso. Entró despistado, la primera pelota que tocó la perdió, a la segunda no llegó y Stuani hizo el 1-0. El origen, en un córner, y la maldición del balón parado, en pleno auge. Por otra parte, no hay manera de que Diego López mantenga la portería a cero.
La defensa del Madrid es digna de estudio; la defensa y todo lo que hay delante de ella. Cuando Simeone llegó al Atlético sus zagueros estaban afiliados a la ONG «burreados sin fronteras». Hoy son los que menos tantos reciben en Primera, y Courtois, el «Zamora». Diego López encaja más de un gol por partido; a pesar de él, de sus paradas –que son muchas porque recibe más disparos que los enemigos de Harry «El Sucio»–, su portería es un chollo, y su zaga, un coladero que habría que someter a un análisis minucioso.
Si hay algo que no se les puede negar a los jugadores del Madrid es que corren, y corren, y corren, pero sin sentido, porque no se encuentran. Todas esas facilidades las aprovecha el rival, y el Espanyol no fue una excepción. Y suerte tuvo el visitante de que su anarquía sólo provocó un gol... Válido. El segundo no lo concedió el árbitro porque «vio» una falta imposible de Moreno a Xabi.
Como el Espanyol sabía a lo que jugaba, Mourinho hizo los cambios pertinentes por si alguno de los suyos encontraba la brújula. Benzema entró por Morata, harto de correr, y en el 57, Cristiano por Kaká, muchas carreras y pocas nueces. La presencia de «CR7» obró los efectos de un talismán y sólo un minuto después Higuaín, de cabeza, empató a uno.
A Cristiano le recibió la afición españolista con música de viento, y le pitaba cada vez que tocaba el balón; sin embargo, su «bestia negra» es Higuaín, que ya les había metido 8 goles en Cornellà... Así, con el equipo descolocado pero más activo arriba y con menos padecimientos atrás, el partido empezó a inclinarse hacia la balanza madridista justo cuando el juego se encrespó.
Saltaban chispas en las áreas: agarrones, escupitajos –las cámaras pillaron un salibazo de Cristiano a Stuani–, codazos y simulaciones. Fuera de ellas se multiplicaban las entradas violentas. Dos tarjetas amarillas mostró el colegiado en el primer tiempo; otras ocho y una roja, en el segundo. El expulsado fue Víctor Sánchez (min 91), colofón de un fútbol asilvestrado y feo. La diferencia con el primer tiempo fue que en éste jugaban mal los dos equipos. Los porteros apenas fueron testigos presenciales, pese al gol de Higuaín, o precisamente por él. Parecía que ninguno de los dos contendientes quería darle lustre al título del Barça, que estaba brindando con cava mientras «pericos» y merengues cerraban las heridas camino del vestuario.
«Para suplir a Varane tenemos gente que está jugando»
«Varane está descartado para la Copa–aseguró ayer Mourinho después de felicitar al Barça por ganar la Liga– Tenemos alternativas. Es una posición en la que tenemos gente que está jugando. No podemos dramatizar».
Albiol y Carvalho son los que ahora tienen más posibilidades que Pepe, que ayer se quedó fuera de la convocatoria. «Son decisiones mías, No tengo que justificarme», terminó Mourinho la conferencia de prensa, antes de hablar de felicitar otra vez al Barça: «La competición tiene un nuevo campeón y es lo mínimo que podemos hacer, no es relevante hablar de Pepe ahora».
- Ficha técnica:
1 - Espanyol: Kiko Casilla; Javi López, Colotto, Héctor Moreno, Capdevila; Forlín, Víctor Sánchez; Stuani, Verdú (Simao, min.82), Wakaso (Baena, min.90) y Sergio García.
1- Real Madrid: Diego López; Albiol, Varane (Xabi Alonso, min.19), Carvalho, Nacho; Essien, Modric; Kaká (Cristiano Ronaldo, min.56), Di María, Morata (Benzemá, min.46) e Higuaín.
Goles: 1-0, min.24: Stuani; 1-1, min.69: Higuaín;
Árbitro: Iglesias Villanueva (comité gallego). Expulsó a Víctor Sánchez (min.90). Amonestó a Stuani (min.30), Essien (min.42), Verdú (min.50), Wakaso (min.61), Xabi Alonso (min.65), Modric (min.69), Carvalho (min.70), Albiol (min.76), Forlín (min.79), Cristiano Ronaldo (min.79).
Incidencias: partido correspondiente a la trigesimoquinta jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio de Cornellá-El Prat ante 30.023 espectadores.