Sabía Osasuna que el Rayo no renuncia a sus principios, que le gusta jugar la pelota y tapó las salidas para que el equipo de Paco Jémez no se sintiera a gusto. Y aunque el Rayo acertó el primero con la portería en un remate de Delibasic, no tardó en desactivar la ventaja rayista. Fueron dos remates de cabeza, uno de Raoul Loé y otro de Alejandro Arribas. El central ex rayista pidió perdón por el daño ocasionado a los suyos. Era un gol marcado en contra de su corazón.

El Rayo y Paco Jémez no perdieron la valentía. Paco, como es su costumbre, retiró a un defensa para mandar a su equipo un mensaje de ambición. Vallecas es un campo pequeño y había que reducirlo aún más para que sólo se jugara en el campo de Osasuna.

El ansia ofensiva del Rayo tuvo premio con el gol de Piti. Chori Domínguez encaró a Andrés Fernández, el portero osasunista, sin perder de vista la llegada por la izquierda de su compañero. Le regaló la pelota y el capitán rayista sólo tuvo que poner su pie izquierdo, el bueno, para empujar la pelota a la red. El Rayo siguió buscando, pero no encontró el gol que necesitaba para que las competiciones europeas estuvieran un poco más cerca.