Atlético de Madrid
Dos goles de la nada
El Atlético de Madrid se reencontró con el triunfo este domingo ante la Real Sociedad tras dos partidos en los que el conjunto rojiblanco no conocía la victoria en Liga, en un encuentro soso y sin apenas fútbol.
El Atlético dominaba el partido en el marcador y lo sufría en el campo y Simeone decidió dar velocidad a su equipo para salir al contraataque. Sacó a Correa y a Jackson del campo y metió a Carrasco y Torres. Y entre los dos, cuando el tiempo se acababa, decidieron el encuentro. Salió el Niño a la carrera, como antes, como siempre, y al llegar al área regaló el tanto a Carrasco, que tuvo que regatear al portero antes de empujar el gol.
Era su primer tanto como rojiblanco, el tercer disparo a puerta de su equipo, que no necesitó mucho más. El camino lo había abierto Griezmann, con otra carrera al comienzo del encuentro. Fue una muestra de velocidad y conducción, pero sin que nadie le molestara demasiado. Ni Illarramendi, que no puede competir con él en un esprint, ni Reyes ni Iñigo Martínez, que esperaban al fondo. Atravesó el pasillo que formaban los tres y remató la jugada picando la pelota por encima de Rulli. Después, no quiso celebrar su obra de arte por respeto a una afición que fue la suya no hace demasiado.
A partir del gol, el Atlético se fue encerrando en su campo. La Real dominaba, pero no hacía temblar a Oblak, que apenas tuvo que intervenir. Era la pelota parada la que creaba más peligro en la portería rojiblanca. Pero no había disparos a portería. Suele decir Simeone que él no quiere la pelota. Tampoco las áreas, por lo que se vio ayer. El Atlético consiguió que el partido se jugara en el centro del campo y que no pasara de ahí. Pero tuvo que trabajar mucho para ello. La prueba es que Giménez, Godín, Filipe Luis y Gabi terminaron amonestados. Sólo se libró Juanfran entre los de atrás.
La Real no encontró los agujeros por los que hacer daño al equipo rojiblanco. Sus jugadas se frenaban antes de llegar al área. Illarramendi gobernaba el centro del campo, pero su dirección no hacía daño y Vela se apagó demasiado pronto.
El Atlético tampoco se acercaba demasiado al área contraria. Sólo Saúl, que acababa de salir por Griezmann –ovacionado por Anoeta en su despedida–, se atrevió a disparar, aunque su remate terminó en las manos de Rulli. No le hacía falta insistir demasiado al equipo de Simeone.
La Real se sentía cerca del empate. Más cuando en el último minuto Jonathas fue derribado dentro del área por Giménez, que le embistió desde el suelo. El brasileño cayó sin que el árbitro señalara nada, y en la siguiente jugada llegó el segundo tanto del Atlético. Los jugadores de la Real rodearon a Iglesias Villanueva. Primero Rubén Pardo y Rulli, más tarde, Jonathas, que se ganó dos amarillas en un momento y dejó a su equipo con nueve jugadores sobre el campo.
Para entonces ya había sido expulsado Reyes, que recibió la primera amarilla por un placaje en el centro del campo a Fernando Torres y la segunda por decir algo al árbitro. El acta sólo se refiere a una protesta, sin especificar, aunque se giró inmediatamente para amonestar al mexicano, que estaba detrás de él.
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