Selección Española
España reaparece en París
La Selección derrota a Francia en su terreno (gol de Pedro), recupera su fútbol y el primer puesto del grupo
Esplendor de «La Roja» en París. La Selección recuperó su esencia cuando más lo necesitaba, volvió a parecerse a sí misma, a la campeona del mundo, a la bicampeona de Europa, al mejor equipo del siglo XXI y quién sabe si de la historia. Tenía que ganar en Saint Denis a Francia y lo hizo. Marcó Pedro, un talismán. Bastó el 0-1 para acercarse a la ventanilla y, a falta de tres partidos, fáciles en teoría, encargar el billete para Brasil. Con Xabi y con Xavi, tan necesarios, tan sacrificados, como en este caso, el dominio, el poso y la serenidad terminaron por imponerse a los arreones de los «bleus». Ribery, el mejor de los suyos, se vació; el público, que empezó pitando el himno español, terminó pagándolo con Benzema, la desilusión de su equipo, que ahora, previsiblemente, irá a la repesca.
Saint Denis ha dictado sentencia; no hay vuelta de hoja. «Roma locuta, causa finita»; en román paladino: España gana; Francia, a la lotería. Sí, París, no el Vaticano en este caso, ha hablado y los campeones serán primeros de grupo si no cometen una torpeza sin precedentes y pierden alguno de los tres partidos que restan para cerrar la fase clasificatoria del Mundial de Brasil 2014.
Francia no se encerró, no esperó a que sonara la flauta como Finlandia. Es más selección que la nórdica, y jugaba en casa. El orgullo de los «bleus» está por encima de lo apropiado. Además, Deschamps tenía un plan. Había visto cómo el Madrid de Mourinho apretaba al Barça situando la defensa en el centro del campo y le comía la moral y el terreno. Alejaba así el probable asedio de su área y obligaba al adversario a recorrer más metros para alcanzar el objetivo. Desde esas posiciones y con esa situación sobre el campo, el Madrid fiaba sus contragolpes a la velocidad de Ronaldo, de Di María, de Benzema, con resultados óptimos... Francia cuenta con Ribery, el mejor, pero no es Cristiano, con Valbuena y repite con Benzema, dejado de la mano de Dios hasta convertirse en un futbolista indolente, sin espíritu.
En las botas de Karim estuvieron casi todas las ocasiones francesas del principio. Provocó el primer córner, controló mal, tiró fuera, o alto, cuando Valbuena le entregó medio gol. Todo ello ocurrió en los instantes en que el equipo español era incapaz de sujetar los nervios. Le perdían las imprecisiones; fallaba en las entregas en corto y en los pases largos que buscaban la espalda de la defensa. Dispuso, sin embargo, de la mejor ocasión en el minuto 5, cuando Monreal, perfecto relevo de Alba, entregó tres cuartas partes de gol a Xavi y éste, solo delante de la portería, chutó arriba. Pudo traicionarle el césped, alto, seco e irregular. Botaba mal el balón y eso era un problema cuando tocaba estirarse.
La primera parada de Valdés, en el minuto 28, una pelota fácil, cuando el dominio era español y cuando a Kassai se le vio el plumero. Tenía fama este árbitro de ser neutral hasta parecer anticasero. En Saint Denis enterró la leyenda. Falló al no señalar una mano de Pogba en la frontal, al no mostrar amarillas a Matuidi y Jallet por sendas entradas más sucias que duras, y en otras tres manos casi consecutivas que no amonestó. Y eran de tarjeta. Pero el colmo fue cuando en el minuto 31 prefirió no indicar el penalti de Lloris a Pedro, cuando parecía que iba a hacerlo. Pensó que si ordenaba pena máxima tenía que expulsar al portero... Tal vez.
Fueron los mejores momentos de la Selección que, no obstante, se llevó un susto de muerte cuando en una acción aislada Ribery (min 39) burló a Piqué y, con fortuna, Valdés despejó con el muslo el tiro de «Cara Cortada».
Todo eso dio de sí el primer tiempo, en el que Ribery fue el mejor de los franceses y Alonso, el más destacado de los españoles. No le anduvo a la zaga Monreal, que apuntaba a protagonista; como apreciable fue el control de Xavi e Iniesta, para dar equilibrio y profundidad, y el mil por ciento de Busquets, que al lado de Xabi crece, para entusiasmo de Vicente del Bosque.
Empezó la segunda parte sin cambios y con las trazas de la anterior. Defendía bien España, se apoderaba del balón y con paciencia buscaba la portería francesa. Iniesta ensayó el disparo, una vaselina de genio que Lloris despejó con la punta de los dedos. Era el aviso. En la siguiente incursión, Pedro, en la derecha, vio a Monreal que subía por la izquierda, éste sorprendió a Jallet, centró y Pedro se adelantó a Varane para marcar el añorado 0-1.
Marcador a favor y partido controlado; si antes era necesaria la paciencia para alcanzar la felicidad, el gol, casi todo el billete para Brasil, ahora lo preciso era mantener el dominio, controlar la situación y asegurar el pase para no dar un paso atrás y garantizar lo ganado. Pero también había que aprovechar las brechas que se abrirían en el esquema del equipo francés, que ahora jugaba con la desesperación. Por eso Del Bosque retiró a Villa y metió a Navas. Con el sevillano se abrió el campo y la banda derecha fue una autopista, la desazón de Evra. Cada centro era una situación de riesgo y, con tanto apuro, Pogba pecó de inexperto y en un minuto vio dos amarillas por sendas entradas exageradas y violentas.
El equipo francés se quedó con diez (min 78) y Valdés hizo un paradón a Evra. Francia se desesperaba y España volvía a ganar en Saint Denis. «La Roja» recuperó la fe que nunca perdió, al triunfar en una batalla que se antoja una guerra ganada.
Ficha técnica
0- Francia: Lloris; Jallet (Giroud, m.91), Varane, Koscielny, Evra; Cabaye (Ménez, m.69), Progba, Matuidi; Valbuena, Benzema (Sissoko, m.83) y Ribéry.
1- España: Víctor Valdés; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Monreal; Busquets, Xavi, Xabi Alonso; Pedro (Fabregas, m.76), Iniesta (Mata, m.91) y Villa (Navas, m.61).
Goles: 0-1, m.58: Pedro.
Árbitro: Viktor Kassai (HUN), amonestó a los franceses Cabaye, Matuidi y a los españoles Xavi Hernández, Arbeloa y Fábregas. Expulsó por doble amarilla al francés Progba.
Incidencias: Partido de clasificación para el Mundial de Brasil disputado en el Estadio de Francia ante unos 80.000 espectadores. El encuentro fue presenciado en el palco por el presidente francés, François Hollande, y por el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.
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