Opinión
España empieza la Eurocopa perdiendo
La selección se ha convertido en una experta en llegar a los grandes torneos tambaleándose
España llega a la Eurocopa como los rivales de Nadal a la Philipe Chatrier: empieza el partido perdiendo. Los méritos de Rafa son innumerables. Los «méritos» de la selección para alcanzar un torneo tambaleándose también. Del escándalo sexual que salpicó a De Gea en la anterior Eurocopa se pasó al «caso Lopetegui» antes del deprimente Mundial de Rusia. En la Eurocopa de la pandemia han sido los positivos y la «crisis de las vacunas». Con el Gobierno y varios de sus ministerios, con la Federación, con la UEFA... demasiadas administraciones implicadas como para que las cosas salieran razonablemente bien. Si el grupo no estaba ya muy cerrado, los contratiempos lo han blindado todavía más. Encontrar un enemigo exterior, aunque sea imaginario, y dificultades añadidas puede ayudar a una mejora en el rendimiento. Despertar un talante reivindicativo puede alimentar a un grupo con talento y que agradece el búnker en el que se ha convertido la concentración.
Luis Enrique es un hombre de burbujas, un tipo encantado de marcar territorio y que no se lo toquen. Su España vacunada y huérfana de madridistas es una incógnita que acude a Sevilla para empezar a creérselo. Aquí el puto amo es el entrenador y acepta el papel para aliviar a sus jugadores. El grupo es el anuncio de un tiempo nuevo que carece de vinculación con todo lo anterior. La estrella de campeones del mundo, la maldición de cuartos, el fatalismo, la Furia, el tiqui-taca, los arbitrajes, la mala suerte... España ha cambiado y la selección también.
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