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Eurocopa 2020: “¿Y las suecas dónde están?”, el grito de la afición española en las calles de Sevilla

Sólo las mascarillas recordaban a la vida pandémica. Todo lo demás antes del España-Suecia se parecía mucho a lo que era un prepartido antes del coronavirus

Las aficiones de España y Suecia hicieron que las calles de Sevilla se parecieran a los tiempos previos a la pandemia
Las aficiones de España y Suecia hicieron que las calles de Sevilla se parecieran a los tiempos previos a la pandemiaPierre Philippe Marcou / POOLAgencia EFE

Alfredo Landa hubiese sido feliz estos días en las calles del centro del Sevilla. Su famosa frase de «Qué vienen las suecas» (y los suecos, en este caso) se ha hecho realidad con la invasión de la hinchada nórdica para el arranque de la Eurocopa en el Grupo E.

Y, además, la llegada del fútbol a Sevilla ha desplazado, al menos estos días, a los signos de esa nueva normalidad pandémica a la que nadie se acostumbra del todo. Más allá de las mascarillas y de los geles hidroalcohólicos la ceremonia previa de los aficionados antes del España-Suecia fue casi igual a lo que se vivía antes de la llegada del coronavirus. Las hinchadas de los dos equipos en las calles, bebiendo, cantando y, en este caso, también sudando, porque aunque los locales dicen que el calor ha dado una tregua y no tiene nada que ver con lo de hace unos días, cuesta creerlo para los que vienen de fuera.

A pesar de la limitación de aforo en el estadio, la marea de camisetas amarillas era evidente en las calles cercanas a la Giralda. Otra vez escasean los taxis en horas punta y muchos de los hoteles que estaban cerrados el mes pasado ya tienen sus puertas abiertas de nuevo. «¿Cuándo juegan estos aquí?», preguntaba una chica en la barra del Comercio a la hora del desayuno. «Esta noche», le contestaba el camarero mientras alucinaba con la peluca amarilla y azul de los suecos que intentaban pedir algo parecido a lo que desayunan ellos.

Ayer se echaron a la calle definitivamente las camisetas españolas, que sólo en las horas previas al partido podían competir en número con los visitantes. Lo único que les sorprendía a los españoles era la mayoría de elementos masculinos en los grupos nórdicos y por eso, en la Plaza del Salvador, el cántico más repetido al mediodía era en el que preguntaban: «¿Dónde están esas suecas, esas suecas dónde están?»